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Color para olvidar el cáncer de mama

"Vuelvo a ser yo", afirma Ana Fernández, primera paciente en beneficiarse de la micropigmentación mamaria en Asturias

Por la izquierda, las enfermeras Azucena Marzo, Eva González y Olga Sarcedo, ayer, en el Hospital de la Cruz Roja. MARCOS LEÓN

Ana Fernández ha vuelto a ser ella misma. A las 9.30 horas de la mañana esta gijonesa de 49 años aguardaba impaciente, "pero cero nerviosa", en la puerta de la recién estrenada unidad de micropigmentación mamaria del hospital gijonés de la Cruz Roja, donde dos enfermeras del hospital Ramón y Cajal le redibujaron las areolas y los pezones con pigmentos químicos. Era la última pieza que su cuerpo necesitaba para sentirse completo.

"Ya no me siento rara", señalaba convencida esta gijonesa, que se mostraba "encantada" tras la intervención, que duró menos de una hora y fue la primera realizada en Asturias. "No es doloroso, me puse una crema anestésica y, sí, noté algo, pero dolor no", afirmaba Fernández, a la que, tras diagnosticarle un tumor mamario en 2017, le hicieron dos mastectomías y, posteriormente, le pusieron dos prótesis. "No vuelves a ser la misma. Te dejan con dos cicatrices y sin pezón", añadía.

Como ella, otras dos mujeres gijonesas inauguraron ayer el servicio de micropigmentación mamaria del hospital de la Cruz Roja, el primero en Asturias y el segundo en España que está gestionado por enfermeras. Su responsable es Eva González, enfermera del área de Cirugía Plástica del hospital, que tuvo la oportunidad de formarse en el centro madrileño Ramón y Cajal, experto y referente nacional en técnicas de micropigmentación.

Allí fue instruida por las enfermeras Azucena Marzo y Olga Sacedo, que la acompañaron ayer en el primer día de puesta en marcha del servicio. "Somos la unidad que más agradecimientos recibe. La gente piensa que es una cosa estética y punto, pero, en estos casos, recuperar la normalidad de su cuerpo es fundamental para la mujer", explicaba Marzo, que aseguraba que, tras una mastectomía, "la mejora cuando redibujas el pezón es superlativa, porque incluso camufla cicatrices y disimula asimetrías entre las dos mamas". "La gente de lo único que se arrepiente es de no habérselo hecho antes", sentenciaba.

La técnica consiste en la introducción de pigmentos químicos (con bases de glicerina y agua) sobre las capas superiores de la piel, la epidermis, lo que implica que el dibujo se va aclarando con el tiempo. Por ello, las pacientes deben realizarse revisiones cada dos años, lo que, según las expertas, "es beneficioso, porque permite adecuar el diseño a las modificaciones del cuerpo y la progresiva caída de las mamas".

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