Una escritora da una conferencia ante unas jóvenes estudiantes, en 1928. Sus palabras, irónicas y afiladas, son el relato vivo de un descubrimiento: para dedicarse a la literatura, una mujer necesita dinero y una habitación propia. Sólo hace nueve años que se le ha concedido el voto a la mujer. Este era el contexto en el que se desarrolló anoche la representación de "Una habitación propia", de Virginia Woolf, en el teatro Jovellanos que puso en escena la Compañía Clara Sanchís, con una versión de María Ruiz.