"Apagar el fuego y salvar a las personas". Ese es el cometido del Servicio de prevención, extinción de incendios y salvamento de Gijón según el pequeño Gael Riestra, de 6 años. Así lo aprendió en la visita que hizo al parque de bomberos, junto a sus padres, aprovechando la jornada de puertas abiertas celebrada ayer -y que se repetirá hoy, de 12 a 14 horas y de 17 a 19 horas- con motivo del patrón del cuerpo.
Los más pequeños fueron quienes más disfrutaron de la jornada de ayer. "Nos enseñaron las mangueras, las motosierras y los camiones", aseguraba con la cara iluminada de emoción el pequeño, que apostillaba: "Van siempre con prisa".
Tampoco soltó la manguera que los bomberos les dejaron probar, a modo de pasatiempo, el pequeño Álex Villalobos, de 4 años. "Estoy aprendiendo a ser bombero", confirmó rotundo el niño, "estuve echando agua, pero contra un plástico, no apagando fuegos". Sin duda, esa fue la actividad que más gustó a los niños, además de visitar los grandes camiones. "No todos llevan agua", explicaba curioso Villalobos, "y hay algunos que están estropeados".
Las jornadas no tiene únicamente un componente lúdico, sino también formativo, como explicó el sargento jefe de turno Alejandro Cuetos del Valle. "Es una buena oportunidad para poder recibir indicaciones de autoprevención o sobre qué hacer en caso de accidente o incendios", analizó el bombero. Consejos como, por ejemplo, "en caso de incendio en casa, cerrar la puerta de la habitación donde se dé el incendio, salir al exterior y cerrar la puerta de la vivienda" o "si olemos a humo, debemos quedarnos en casa, porque el riesgo muchas veces es la caja de escaleras, y esperar a que lleguemos y controlemos el incendio y seamos quienes evacuemos el edificio". Un ejemplo de que diversión y aprendizaje muchas veces van de la mano.
