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Radiografía local de la montaña asturiana

Los presidentes de la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo y de los grupos La Peñuca y La Curuxa opinan sobre la actualidad de su deporte en el Principado y sobre el estado de las sendas y rutas que transitan con sus clubes durante el año

Radiografía local de la montaña asturiana

Gijón ha sido históricamente, y lo sigue siendo, el centro del excursionismo de montaña de Asturias por el número de grupos adscritos a la Federación de Montañismo del Principado, que aglutinan a centenares de socios amantes de las salidas al monte. Pero, ¿cómo está ahora la montaña asturiana?, ¿qué dificultades encuentran los grupos?, ¿hay relevo generacional? Estas y otras cuestiones se abordan en esta Tertulia de Fomento de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón con los presidentes de tres grupos de montaña de Gijón: Paco Bercial García, Magín Casas Fernández y José Alberto Blanco Alonso.

Paco Bercial García es desde hace tres años el presidente de la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo, un club histórico fundado en el año 1932 que tiene 900 socios. Magín Casas Fernández, por su parte, preside desde hace poco más de dos años el Grupo de Montaña La Peñuca, fundado en 1984 y con poco más de 300 socios en la actualidad. Y José Alberto Blanco Alonso, uno de los fundadores, en el año 1988, de la Agrupación Deportiva La Curuxa, que preside desde hace ocho años y que tiene 160 socios.

¿En qué estado de conservación se encuentran las sendas de las rutas en la montaña asturiana? Los tres coinciden en que no existe conservación eficiente. Magín Casas es muy explícito: "La señalización está fatal, a pesar de que se avisó a través de la Federación de Montañismo al Principado, pero no se corrige. Pasas por un sitio un mes y al cabo de cuatro meses la situación es la misma o peor. Es como si hubiese algún interés para que el montañero no pase por esos lugares. Da la sensación de que el montañero es un invasor y hay que protegerse de él, en general". Paco Bercial introduce un problema de población con el abandono de las explotaciones ganaderas de montaña: "La vida rural no es como antes, ya casi no existe. Hay una despoblación y una emigración a las ciudades tremendas. No se vive de la ganadería y no se cuida el monte, por eso las sendas se van cerrando. Un gran problema que tenemos ahora son los incendios. Se quema el monte bajo que invadió el pasto antiguo y no hay posibilidad de regenerar el monte y hasta las mismas plantas autóctonas son invasoras de lo suyo. Las autoridades, el Principado, nos vendió una red de senderos, pero se abandonó la señalización y así está todo". Por su parte, José Alberto Blanco incide, por su experiencia, en que "estamos viendo desde hace diez años o más que vamos por el monte y cuando llegamos a una majada está todo abandonado, las cabañas están derruidas. La gente mayor ya no va al monte y de sus hijos son muy pocos los que quieren seguir con la ganadería, y así se pierden entonces los caminos que llevan a esas majadas". Sostiene, al respecto, Magín Casas, que "el único cuidado que recibe la montaña viene del montañero, pero muchas veces decir las cosas que están mal tiene un coste, que es la prohibición de andar por ahí o sangrarte a pólizas y seguros, cuando nuestro disfrute de la montaña es encontrar caminos limpios y llegar al buzón de una cumbre, que es el objetivo".

Turismo y masificación. Asturias vende sus espacios naturales al resto de España y del mundo, pero sin distinguir entre turistas y montañeros, opinan los tres presidentes. Por ejemplo, Paco Bercial afirma que "el turismo se gana con lo que vendes. En Asturias se vendió los Picos de Europa, y así están, masificadísimos. El problema es la masificación, ya que los Picos de Europa se están vendiendo al turista y no al montañero". José Alberto Blanco coincide plenamente con el presidente de la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo: "El Parque Nacional de los Picos de Europa está masificado y sin ningún control. Los lagos de Covadonga venden, pero, a veces, eso que queremos vender da lugar a que se masifique en exceso y, luego, perjudica a los que de verdad vamos al monte".

¿Está bien controlada la montaña asturiana? Contesta, en primer lugar, Magín Casas que "no está controlada y presumen de parques naturales y de cantidad de actividades que no existen. No hay control por ninguna parte ni apoyo de ningún tipo, y si hay algo se tumba. Es como una forma de censurar". Paco Bercial habla de la guardería y de sus funciones: "Los guardas están en un terreno muy delicado entre los despachos de Oviedo, la actividad normal y clásica de los montañeros y los que todavía quedan viviendo en la zona rural. Las leyes de guardería no es que estén mal hechas, pero están hechas desde un despacho con los criterios de un biólogo, de un geólogo o de los activistas defensores del medio ambiente, pero no se tienen en cuenta las opiniones de los montañeros. Los guardas se tienen que cuidar mucho en su trabajo".

¿La Federación de Montañismo del Principado de Asturias puede hacer algo? Opina José Alberto Blanco que "tiene buenas intenciones, pero otra cosa es lo que le permitan hacer, como a los grupos, por ejemplo en el nuevo plan director de uso y gestión del Parque Nacional de los Picos de Europa".

¿En los últimos años hay excesivas restricciones para caminar por los espacios protegidos? "Con que los sitúen en los picos más emblemáticos ya es un trauma para los montañeros -subraya Magín Casas-, y es que como exista la menor colisión con aves protegidas, con el terreno de los osos o con cualquier otra actividad que consideren de alto riesgo, por allí no tenemos permitido el paso". Replica Paco Bercial que "no cabe duda de que es necesaria una protección ambiental, pero el problema es cuando se burocratiza todo. Los montañeros no somos lugareños, pero hay una historia entre los grupos de conservar los espacios naturales y nunca pasó nada, ni matamos urogayos ni osos ni trajimos la sarna a los rebecos, pero nos meten en el mismo saco". Opina José Alberto Blanco que "las autoridades no distinguen entre el montañero y el turista. Por ejemplo, en la zona de Somiedo hay cinco áreas y hay que andar con mucho cuidado. Incluso hay rutas de siempre que no podemos hacer por un paso de pocos metros, cuando los que vamos al monte somos los primeros que queremos conservarlo. Nosotros decimos a la gente que va en nuestras excursiones que no tiren un papel, una lata... Al final resulta que alrededor de los lagos de Covadonga está lleno de basura. Nosotros somos cuidadosos con la gente que llevamos". E insiste Paco Bercial: "Somos conscientes de que debe haber una conservación, una protección y un orden", y remata Magín Casas: "Nosotros vamos a la montaña con la idea de volver, no es un día de paso".

¿Cuál es la salud de los grupos de montaña de Gijón? En La Peñuca, por lo que afirma su presidente, "por las razones que sean, están entrando socios a montones. Gente entre cuarenta y cincuenta años". Paco Bercial, no obstante, opina que "falta un relevo generacional; a la chavalería no es que no le guste el monte, pero tiene una oferta grandísima de otros deportes y actividades. Luego, de los treinta años para arriba ya no hace falta un club para ir en autobús al monte. Antes la montaña te la enseñaban los veteranos, ahora no, con un 'clip' ya ves todo, por eso, ¿para qué apuntarte a club? Los que estamos es por un sentimiento". Y en La Curuxa, según su presidete, "dentro de lo que cabe, estamos bastante bien. El año pasado la media fue de cuarenta y dos participantes en las excursiones y este año estamos en cincuenta y uno, pero no hay gente joven. Cuando empecé aprendí de la mano de un veterano y siempre llevamos a nuestros hijos hasta una edad determinada, pero ahora no lo ves, la gente se apunta, pero mira mucho el tiempo y si llueve no van, cuando nosotros fuimos toda la vida al monte lloviendo, nevando... Siempre buscando una alternativa y salíamos siempre". La renovación de los grupos de montaña, por las afirmaciones de los tres presidentes, está en manos de la gente mayor de cuarenta años. "La juventud que tendría que tirar por ello es poca y nosotros nos vamos haciendo viejos", afirma José Alberto Blanco. Y existe otro problema que aborda Paco Bercial: "A partir de una edad y con dinero para equiparse mucha gente sale al monte, pero al no ir de la mano de un veterano el resultado es el helicóptero de urgencias". Y atestigua Magin Casas: "Los percances surgen por las imprudencias. Hay que tener muy mala suerte y pisar la única piedra que se mueve para tener una desgracia, pero, en general, todos los percances son por atrevimientos, por comportamientos que no se corresponden con el medio donde estás; en el monte hay que andar con los cinco sentidos".

Nuevos problemas. Uno de ellos lo apunta José Alberto Blanco: "Ahora sales con el grupo y tienes que llevar una relación de la gente y explicar en el autocar la ruta que se va a hacer, y si alguno, que siempre los hay, quiere subir a otro pico que no figura en la ruta, tiene que firmar un papel en el que dice lo que va a hacer fuera de ruta, previa autorización del responsable de la excursión. De otra forma, si ocurriese algo, la responsabilidad sería para los directivos del grupo de montaña. Por eso a veces no encuentras gente que quiera estar en la directiva por miedo a que pueda ocurrir algo. La licencia-seguro de la Federación de Montañismo no es obligatoria, con lo cual nosotros recomendamos a nuestros socios que hagan ese seguro, pero los hay que no lo hacen. El viaje tiene el seguro de transporte y otro de responsabilidad civil por si alguien causa algún daño, pero no hay seguro por un accidente que pueda pasar en la montaña". Y remata Magín Casas:"Hay que generar el texto más comprometido para que cuando una persona quiera salirse de la ruta programada firme que la responsabilidad de lo que le pueda pasar es de él".

¿Por qué van al monte? Magín Casas lo resume en una frase: "Es mi vida". Paco Bercial: "Por mil cosas. Es tan íntimo que podría decir las satisfacciones que puedo encontrar en cada momento. Las fotos que puedes ver en un teléfono móvil son una cosa, pero el monte me gusta cuando hay niebla, con tormenta, con buen tiempo... Siempre encuentras un momento muy especial e íntimo". Y concluye José Alberto Blanco: "Empecé muy joven, en el grupo de montaña del Revillagigedo; me gusta la naturaleza, la fotografía y me gusta el monte aunque esté lloviendo, un bosque con niebla, todo".

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