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Gijón en retrovisor

La Escuela Superior de la Marina Civil, un logro fundamental para el campus

José Antonio Madiedo recuerda la decisiva intervención de Julio Paquet para la cesión de los terrenos idóneos para construir el centro

José Antonio Madiedo, ante la Escuela de la Marina Civil. LNE

La inauguración del edificio de la Escuela Superior de la Marina Civil en junio de 1988 fue un logro fundamental para la potenciación del "campus" universitario gijonés dándose la circunstancia de que fue la primera que ubicada de España en el entorno de otros centros universitarios. No es de extrañar por tanto que aquel día, el director general de la Marina Mercante, José Antonio Madiedo Acosta recordase que así se hacía realidad lo que había sido proyectado hacia doscientos años por Jovellanos. Durante la etapa de José Antonio Madiedo como director general de la Marina Mercante también se logró la creación del Centro de Salvamento Marítimo "Jovellanos" en Veranes y él ya reivindicó por entonces la creación de la Universidad Marítima en Gijón.

Paquet agilizó la cesión de los terrenos. Tras la llegada de aquel ilusionante PSOE al poder y la elección de nuevos gobernantes en Asturias que dieron aire fresco se abrieron muchas puertas fundamentales para el progreso de la villa de Jovellanos. El presidente del Principado, Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos y el alcalde de Gijón, José Manuel Palacio, ofrecieron su decisivo apoyo institucional para hacer realidad aquel gran proyecto docente y que los mandatarios de la Universidad de Oviedo demostrasen una cierta sensibilidad hacia la potenciación del no siempre comprendido desde Oviedo campus universitario gijonés. Pero tal como recuerda José Antonio Madiedo "la colaboración del consignatario Julio Paquet fue también decisiva para localizar unos terrenos que la Seguridad Social tenía colindantes con el campus universitario y agilizar todos los trámites para su rápida cesión".

Aquellos estratégicos terrenos de veintiocho mil metros cuadrados situados entre La Guía y la antigua Universidad Laboral formaban parte del patrimonio del antiguo proyecto desarrollado por el Ministerio de Trabajo para crear la monumental ciudad total ideada por el arquitecto Luis Moya. De ahí que al quedar inacabadas todas las instalaciones, tras la caída en desgracia política de José Antonio Girón, la espléndida parcela que se encuentra en Viñao todavía fuese propiedad de la Seguridad Social y gracias a que Julio Paquet Cangas lo recordaba -dado que había sido miembro fundador del patronato de la Fundación "José Antonio Girón"- se logró que fuesen cedidos en 1981 a la Universidad de Oviedo y así también integrar aquellas enseñanzas en las disciplinas universitarias.

Al conseguirse la cuadratura del círculo así fue posible la construcción de la Escuela Superior de la Marina Civil. De esta manera se logró la culminación de un largo proceso que tuvo como fin primordial recuperar aquel proyecto ejemplar que puso en marcha Jovellanos con la creación frente a su casa natal en Cimadevilla del Real Instituto de Náutica y Mineralogía en 1794, donde hoy hay una sidrería, con lo que todo queda dicho.

Diego Cabezudo fue el arquitecto del proyecto. En aquella parcela de veinte mil metros cuadrados, de ellos catorce mil se utilizaron para desarrollar el magnífico proyecto del arquitecto Diego Cabezudo, con una inversión de mil doscientos millones de pesetas. Así, en las nuevas instalaciones casi se pudo duplicar el número de alumnos que hasta entonces cursaban sus estudios en la Escuela de Formación Profesional Náutico-Pesquera, dado que tenía capacidad para unas ochocientas plazas.

La planta baja del nuevo edificio fue dedicada íntegramente a servicios generales, mientras que la primera planta fue destinada a aulario y biblioteca, aunque todavía una importante superficie en la segunda planta fue para seminarios, despachos, un museo del mar y hasta un planetario que se esperaba pudiera entrar en funcionamiento en un par de años.

Reconocimiento a otras personas fundamentales. Desde la distancia, José Antonio Madiedo -alumno del Colegio Corazón de María de Gijón y destacado jugador de balonmano en la inolvidable etapa de José Antonio Roncero Zabala y el padre Corral- sin olvidarse de reconocer el imaginativo trabajo desarrollado por el arquitecto Diego Cabezudo también ha querido destacar a otras personas fundamentales para desarrollar y consolidar aquel proyecto "los capitanes Luis Rodríguez y Juan Trigo, primero como sucesivos Inspectores de Enseñanzas Náuticas y, luego, como directores de la Escuela, ya que tuvieron una memorable actuación tanto en el impulso inicial de aquel proyecto como en la organización y dotación del cuerpo docente. Además de justicia es señalar que la primera Comisión Gestora de la nueva escuela estuvo presidida por el capitán Nicanor Alegre Hermida, que a su vez fue el primer director de la Escuela. El Maquinista Naval Jefe, José Antonio Pena, ocupó entonces el cargo de jefe de Estudios, mientras que el capitán Juan Trigo del Río desempeñó el cargo de secretario".

Madiedo fue el creador del centro de Salvamento Marítimo. La trascendental labor de José Antonio Madiedo, como director general de la Marina Mercante, no se detuvo ahí, sino que también puso el Centro de Salvamento Marítimo en Veranes. Así lo recuerda ahora él: "Por mi experiencia como marino civil sabía de la importancia de complementar una buena formación académica con un sistema de prácticas que facilitasen y complementasen la formación de los futuros profesionales de la Marina Civil, por lo que anuncié la creación de lo que es hoy el Centro "Jovellanos" que se encuentra en Veranes, gracias al apoyo del alcalde José Manuel Palacio, que nos los terrenos. El ministro de Transportes Abel Caballero fue quien dotó presupuestariamente aquel proyecto y el Plan de Salvamento Marítimo pudo también hacerse realidad. Asimismo también quiero agradecerle su apoyo a Pedro de Silva, presidente del Principado de Asturias, siempre sensible ante los asuntos marítimos, ante quien pude anunciar en aquel mismo acto la creación de ese futuro Centro de Formación, que además tendría como especial cometido la homologación de los materiales, equipos y sistemas utilizados en la Marina Civil, y en buena medida en la industria naval. Gijón contaba entonces con un nutrido grupo de astilleros, y varias industrias auxiliares. Y ese laboratorio especializado potenciaría nuestra industria naval y a buen seguro sería un aliciente para la instalación de nuevas industrias. Lamentablemente, treinta años después, sigo esperando ver cumplido mi sueño".

Aquel verano de 1988, José Antonio Madiedo recuerda que tuvo ocasión de anunciar "la creación en Gijón de una Universidad de la Mar, que vendría a dar respuesta al máximo nivel a la multitud de demandas y asuntos propios del sector marítimo, que ha vivido tradicionalmente envuelto en una atmósfera de militarización y con escasas posibilidades de autonomía y modernización. El proyecto aún sigue teniendo vigencia por lo que sería deseable que nuestros políticos supiesen apreciar lo que significaría para Asturias. Aún sigo creyendo que es factible".

Cuando no había brújulas, ni cartas de navegación, ni móviles con GPS los marinos se orientaban mirando a las estrellas en el cielo porque en ellas todo estaba escrito. Lástima que aquel magnífico observatorio de las estrellas que fue creado a modo de planetario en la Escuela Superior de la Marina Civil, tres décadas después esté cerrado y toda su maquinaria ya ha quedado obsoleta. Si alguien tuviese la iniciativa de recuperarlo Gijón gozaría de un privilegiado mirador hacia las estrellas que, además de poder ser una importante fuente de ingresos para la Universidad de Oviedo debidamente comercializado el acceso al ignoto planetario. Experiencias similares ya se han hecho en muchos enclaves en todo el mundo con extraordinarios resultados económicos para la dinamización del entorno gracias al llamado turismo estelar.

A nosotros, así nos va, claro.

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