El suyo es el mejor ejemplo de emprendedor de éxito. Sin apenas haber finalizado su formación académica Javier Labrada (Oviedo, 1996), graduado en Náutica y Transporte Marítimo, que este curso inició el grado de Ingeniería Electrónica en la Politécnica, ha podido hacer realidad uno de los proyectos empresariales que tenía en mente desde hace tiempo: crear una empresa de robótica. Y cuando el negocio acaba de dar sus primeros pasos -la empresa se constituyó a finales de enero- ha sido seleccionado como finalista en los premios al emprendimiento del Foro Europeo de Robótica. El negocio, compartido con Álvaro Escanciano y Orlando López, ha sido bautizado como Seerstems (de la denominación anglosajona 'seer', profeta combinado con 'systems', sistemas) y está orientado al diseño y la construcción de vehículos para la inspección y el mantenimiento industrial. "Estamos a punto de firmar el primer proyecto de inspección de tuberías para una planta química industrial radicada en Asturias", anuncia el joven.
Hoy mismo partirá hacia Bucarest, donde tendrá que exponer la idea de negocio que está dando ahora sus primeros pasos desde una oficina de 14 metros cuadrados en el edificio "Industria 4.0" del Parque Científico y Tecnológico "Fue una sorpresa que nos eligieran como finalistas", afirma Labrada, quien agradece las "facilidades" que les dieron desde el Centro Europeo de Empresas e Innovación para poner en marcha su idea.
La estancia del pasado verano en Silicon Valley fruto de una beca de la Fundación Banco Sabadell tras alzarse como ganador en las categorías individual y por equipos del Concurso de Talento y Emprendimiento de la Universidad de Oviedo le ha servido para activar algunas de las cualidades de los mejores emprendedores.
Cada emprendedor sabe que para triunfar con una idea es necesario el talento para ponerla en marcha pero también la tenacidad para no bajar los brazos, el equipo que sirva de sostén e impulse, la creatividad para destacarse y también un factor fundamental que es saber cómo, cuándo, dónde y a través de que medio se realiza la ejecución de la idea. Tanto Labrada como su amigo y socio, Álvaro Escanciano, tenían claro desde que se implicaron en la asociación Drone4Students, un colectivo que impulsa la investigación y desarrollo de estos vehículos aéreos no tripulados, que este iba a ser su campo de trabajo. "Al final, nos animamos a dar el paso", reconoce el joven, quien no se amedrenta ante la idea de ser dueño de un negocio con tan sólo 23 años. Profesionalmente ya había trabajado en el diseño y construcción de este tipo de vehículos -tanto aéreos como marítimos- para inspección industrial, colaborando con empresas como Repsol, Vopak Terquimsa, Noega Systems o Azisa. El jueves se conocerá, de entre los siete finalistas, quien es el vencedor de los premios al emprendimiento en el Foro Europeo de Robótica. "La decisión final dependerá de cómo se venda el proyecto", indica Labrada, que lleva bajo el brazo una idea a la pretenden dar forma próximamente: el desarrollo de drones para atmósferas explosivas con una certificación oficial para esta labor. Otro paso más en su carrera para ser un emprendedor de éxito.
