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Últimos pasos en Santa Olaya

La parroquia inaugura un vía crucis moderno, sencillo y con materiales actuales, con el sello artístico de Mariana Fano

El párroco Fernando Díaz bendice con incienso la obra. J. M. R.

- ¿Qué es un vía crucis?

-Una cruz.

-Una no, muchas.

No andaban desencaminados los más pequeños de la parroquia de Santa Olaya al contestar a las preguntas del párroco, Fernando Díaz, durante la eucaristía. Un solo vistazo a las níveas paredes del joven templo, que cumplirá un año en poco más de un mes -aunque la parroquia celebra este año su cuarto de siglo de vida-, revelaba ayer, segundo domingo de cuaresma, una novedad: ambos laterales lucieron por primera vez el nuevo viacrucis de la iglesia, elaborado en acero, hierro y, una de sus estaciones, óleo.

Doce obras, una por estación, acompañadas todas ellas por un pequeño texto, que conforman un todo bajo el título "Un camino, una cruz, gloria eterna".

"Responde a la idea del concepto del templo: moderno, sencillo, con materiales actuales", afirmaba ayer el arquitecto que erigió la iglesia, José María Cabezudo, que dio su beneplácito. "Es una grata sorpresa, destaca mucho sobre las paredes blancas", explicó.

Y es que, para los artistas que firmaron la obra -Mariana Fano, Luis Miguel Zarco y Marcos P.-, el templo "es como una galería de arte, con tanta luz". Una particular galería donde muestran ahora su obra. "La parroquia es preciosa, estamos muy a gusto, me encanta", aseguraba Fano, creadora de la sexta estación, la obra más peculiar, conformada a modo de sudario con una pintura al óleo de Jesucristo sobre una tela, sujetada con unas manos. "Fue un encargo y estoy encantada de trabajar con ellos", asegura esta ovetense que estudió Bellas Artes y Restauración, por lo que el mundo de la imaginería no le es ajeno.

De los textos que acompañan a las obras se encargó Luis Miguel Zarco. "Es un honor participar en este proyecto", aseveró el getafense, "cuando me dijeron que si podía poner texto a cada una de las obras, no dudé". Un trabajo que, asegura, fue sencillo. "La inspiración fue muy rápida, al ser creyente fue fácil para mí, no me costó trabajo", explicó, "estoy contentísimo, es impresionante, una gran obra, no tiene nada que ver con lo que imaginaba".

No obstante, quien más contento se mostró fue el párroco, Fernando Díaz. "Es una obra muy moderna, actual y que a su vez guarda el sentido de la tradición del viacrucis", explicó, "ahora la iglesia ya está terminada". Un viacrucis que tiene una orientación peculiar, pues viene a representar que "venimos de la vida con las cruces del día a día y salimos de la Iglesia a la vida como un resucitado". Además, se cambiaron de lugar las imágenes de la Virgen y Santa Olaya, según la concepción primigenia que se tenía al crear el templo.

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