Gijón quiere volver a mirar al mar y, con ello, a la economía azul. Prueba de ello es el proyecto que ayer presentó Impulsa, basándose en un estudio realizado por la consultora Nuve, para regenerar los antiguos terrenos de Naval Gijón -la parcela utilizada actualmente para celebrar la "Semana negra", entre el taller de Duro Felguera y los actuales astilleros de Armón-. Un ambicioso documento en el que se recoge, por ejemplo, la construcción de dos edificios de oficinas con forma de barco -como los que hay actualmente en Poniente-, una gran zona lúdico-deportiva con canchas de baloncesto, fútbol o pádel o un campus del mar en el interior del antiguo astillero de Naval Gijón, preservado con una protección integral.

Todo ello con un gran handicap, pero multitud de oportunidades. El principal pero es que los terrenos, según se recoge en el Plan General de Ordenación de reciente aprobación, no podrán ser utilizados para la construcción de viviendas, sino para uso dotacional, comercial, cultural, de ocio y para la construcción de oficinas. Esa falta de viviendas hace que la rentabilidad de los terrenos sea baja y poco atractiva para la inversión privada. Ello hace que se tenga que optar, según recoge el estudio, por un modelo de titularidad y gestión pública. Es decir, que sea la administración quien compre los terrenos y los urbanice, cargando con el desembolso.

A partir de ahí, y según explicaron ayer Rubén Hidalgo, gerente de Impulsa, y Rubén Ortiz, autor del estudio, todo son ventajas. La zona presenta unas características "muy atractivas" desde el punto de vista de las conexiones con el centro, a lo que se suma que, con el futuro desarrollo del plan de vías en la zona, "en un futuro estará cerca de Madrid, lo cual es una gran fortaleza". También valora el estudio que, según los informes oficiales, no existe suelo contaminado. Además, la zona presenta unas condiciones "perfectas" en cuanto a suministros e infraestructuras.

Con todo, la zona, situada en la fachada marítima entre Poniente y El Arbeyal, tiene "un potencial de desarrollo importantísimo". Más aún cuando en el próximo documento marco a aprobar por la Unión Europea para los próximos 7 años, se espera que la economía azul, aquella que tiene como base las investigaciones y el desarrollo económico de actividades relacionadas con el mar, será una "actividad estratégica".

La intervención a llevar a cabo será un ejemplo de reindustrialización de un suelo "en desuso y degradado". Para ello, se proyecta la construcción de dos o tres edificios de oficinas con forma de barco, de tres alturas, y cercanas al mar, ideadas esencialmente para empresas relacionadas con la economía azul. Para evitar que se alejen de la costa, el proyecto planea cambiar el viario proyectado para colocarlo pegado al interior de la parcela.

Otra de las grandes novedades es la decisión de mantener el gran dique seco. Por encima se construirá una pasarela que unirá las dos zonas de la parcela. En el dique se podrán realizar desde actividades deportivas a otras de investigación. Precisamente, las otras dos grandes patas del proyecto.

De mayor importancia si cabe es el plano investigativo. Se abre la puerta a crear, en el edificio protegido que conformaba el astillero de Naval Gijón, un gran campus del mar, con multitud de aulas y espacios abiertos. Un gran proyecto que lleva semanas sobre la mesa en la ciudad y para el que ya se han iniciado contactos entre distintas entidades como el Centro Integrado de Formación Profesional del Mar, la Escuela Superior de Marina Civil, el Centro de Seguridad Marítima Integral Jovellanos o el Oceanográfico. En este lugar se formarían a futuros profesionales de la economía azul, que tendrían en el dique un gran activo para la realización de prácticas o investigaciones.

En el plano lúdico deportivo, se plantea la posibilidad de construir un centro deportivo que aúne las actividades marinas como el piragüismo -utilizando el propio dique-, con otras más convencionales. Contaría con gimnasio y campos de fútbol, baloncesto o pádel al aire libre.