Filina García Marqués, referencia histórica del montañismo gijonés y del club Torrecerredo en particular, falleció ayer en Gijón, la ciudad en la que había nacido hace 89 años y en la que trabajó como maestra durante toda su vida laboral.

Lucila, "Filina", García Marqués estuvo ligada al Torrecerredo y a otras agrupaciones montañeras asturianas durante cuatro décadas de actividad senderística semanal.

Perteneciente a una generación de pioneros de la montaña y la nieve, Torrecerredo se convirtió para Filina García Marqués en una segunda casa. Su compromiso con los Picos de Europa y la Cordillera Cantábrica supo inculcarlo a los muchos cientos de alumnos que pasaron por sus clases en el colegio Blancanieves, en Somió.

La veterana montañera contaba multitud de anécdotas de su experiencia por los montes asturianos. Su primera ruta fue con el Torrecerredo, al Cares. Según explicaba en una entrevista de este diario, salió mal calzada "y aquello era un camino de cabras, así que me dije que no volvía más". Pero repitió. Y muchas más. De los veteranos que más la ayudaron en sus inicios montañeros siempre citaba a Amador Carnero, Ramonín Juidía, Arsenio o Manolo Verges, entre otros.

Al aproximarse a los 60 años, Filina cambió de casa y, por proximidad, comenzó a ir con el grupo Urriellu, hasta 2004, esforzándose siempre en adaptarse a los condicionantes de cada salida y a la edad de los que participaban en ella. Los miembros del grupo Urriellu le brindaron un homenaje por haber aportado sus conocimientos y entusiasmo a todas las actividades que emprendían juntos. Deportista nata, mujer intrépida a la que nada se le ponía por delante, deja una huella imborrable en el mundo de la montaña.

El funeral por su eterno descanso se celebrará mañana, lunes, a las cinco y media de la tarde, en la iglesia parroquial de la Asunción, en Gijón.