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Las primeras panaderías que vendieron riches en la villa a principios del siglo XX

En Gijón es el bollo de pan pequeño, a veces envuelto en papel de seda con el nombre del obrador que lo elaboró, desde el 7 de abril de 1900

Sala de amasado de la panadería La Magdalena en el año 1911, en la calle de Cifuentes (hoy de Manuel Llaneza). JULIO PEINADO (FORMA PARTE DE LA EXPOSICIÓN "GIJÓN: LA CIUDAD INDUSTRIAL BURGUESA (1880-1920)", ORGANIZADA POR LA FUNDACIÓN ALVARGONZÁLEZ Y EL MUSEO NICANOR PIÑOLE).

Nos lo cuenta Eduardo Méndez Riestra en su "Diccionario de cocina y gastronomía de Asturias" y Dioni Viña en "Cómo nos explayamos los playos". El riche es en Gijón el bollo de pan pequeño, a veces envuelto en papel de seda con el nombre de la panadería que lo elaboró. El nombre es francés, claro. Parece ser que a finales del siglo antepasado una huelga de panaderos en el País Vasco se "solucionó" con la llegada de operarios franceses que elaboraron y difundieron el riche en todo el norte de España, por Gijón también.

Hay una fecha concreta de inicio de fabricación del riche en Gijón. El sábado 7 de abril de 1900 se inauguró la panadería La Magdalena, propiedad de Antonio María Riera González, que despachaba muchos tipos de pan (bollos de leche, pan español, francés para mesa...), y por primera vez en Gijón riches. Se vendían desde un despacho de la calle de los Moros esquina con la de Munuza, frente a lo que dos años más tarde sería el majestuoso edificio de Luis Bellido sede del Banco Gijón.

La Magdalena anunciaba la hornada diaria a las diez de la mañana y servía, decía la publicidad, a particulares, hoteles y restaurantes, y si el cliente lo quería se servía a domicilio. El obrador estaba en la que entonces se llamaba calle de Cifuentes (hoy de Manuel Llaneza). El local de despacho de pan estaba muy céntrico, pero la fábrica en una calle que entonces era el extrarradio.

Antonio María Riera, el dueño de La Magdalena, la primera panadería gijonesa en fabricar riches, murió el 6 de mayo de 1906. El propietario pasó a ser Ladislao Muñiz Suárez-Pola, que también instaló en el edificio de la tahona una fábrica de chocolate, con el mismo nombre de La Magdalena. En abril de 1910 hubo una sonada huelga de panaderos que en Gijón estaban asociados en la sociedad La Precisa. La prensa comenta que se había acordado fabricar sólo "pan menudo, o sea riches", y que la protesta era porque los panaderos trabajaban diez horas al día. Curiosamente la demanda no era bajar el tiempo de trabajo, sino sólo no superar nunca las diez horas.

El segundo dueño de La Magdalena, Ladislao Muñiz Suárez-Pola, murió en enero de 1920. Estaba casado con Braulia Alvargonzález y Pérez de la Sala (que siguió al frente del negocio) y su primogénito Ladislao Muñiz Alvargonzález era en ese momento vicepresidente de la Junta de Obras del Puerto.

Por otra parte, hay que decir que en el año 1901 ya había comenzado a fabricar riches otra panadería gijonesa, La Esperanza, que tenía el despacho en la plaza Mayor bajo los soportales, con su tahona en la calle del Instituto, número 53. Una década más tarde la panadería La Esperanza, la segunda en fabricar riches tras La Magdalena, se anunciaba como "la más antigua de Gijón" y avisaba que los primeros riches ya estaban listos a partir de primera hora "desde la seis de la mañana para que los gijoneses puedan utilizarlos en el desayuno y se sirven con papel seda cerrado".

La Esperanza, propiedad de Hijos de F. Menéndez, estaba en la calle del Instituto, pero en 1910 ya despachaba pan (con el riche como estrella) en la plaza Mayor, en Moros, 20; Corrida, 89; 27 de Diciembre, 4; San Bernardo, 76, y Uría, 20. La Esperanza era famosa además de su "Pan Riche" por sus croissant, por el pan de Viena y por los brioches.

En realidad, el riche original era pequeño, con miga esponjosa, y se vendía envuelto. Tras la Guerra Civil (en tiempos "donde no estaba el horno para bollos"), el riche revivió en algunas panaderías locales durante unos años hasta finales de la década de 1950. En la actualidad, muchas gijonesas y gijoneses siguen llamando riche a cualquier bollo de pan, pero los más veteranos recuerdan el genuino riche a veces con un trozo de chocolate en su interior.

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