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El encargo del catamarán de alta velocidad para Baleària, orgullo de la factoría de El Natahoyo

Gafas de realidad aumentada, modelos 3D, drones para inspección en lugares elevados, supresión de papel en el taller, sistemas de recuperación de calor... La tecnología ha entrado de lleno en el astillero y el director técnico de Armón Gijón, Pedro Vicente Fernández, dio ayer una lección magistral en la Escuela Politécnica acerca de la introducción de las nuevas tecnologías en la construcción naval. "La tendencia en buques es avanzar hacia una mayor eficiencia energética, con barcos más sostenibles, reduciendo las emisiones y con una mayor robotización en los astilleros", detalló el directivo. La máxima aspiración del sector, a la que algunos ya han puesto fecha es llegar al barco autónomo, -es el futuro", anunció Fernández- confiando la carga a un sistema eléctrico en lugar de a una persona, aunque siempre habrá un capitán o un jefe de máquinas desde la distancia. "Lo que se busca es que el barco autónomo tenga una tripulación desde tierra", precisó Fernández.

Su conferencia, "De la Nao Victoria a la Industria 4.0", enmarcada dentro del V Centenario de la vuelta al mundo de Magallanes-Elcano, sirvió para radiografiar las últimas innovaciones del sector. Ya hay velas cilíndricas, basadas en el diseño de las alas de un avión, que algún mercante ha incorporado a la navegación o sistemas de propulsión por el viento que también incorporan paneles solares o eólicos que se integran en bancos de baterías. En la propulsión eléctrica, anunció el director técnico de Armón, "habrá un avance importante por el desarrollo de las baterías".

La innovación en los sistemas de propulsión lleva a una reducción del consumo de combustible y, por tanto, a una mayor eficiencia de la nave. En el astillero de Gijón se encuentran en este momento en pleno proceso de construcción de un barco para Islandia que incluirá una sauna en la cubierta fruto de la iniciativa del armador de reaprovechar el agua con calor que inicialmente se iba a tirar al mar. Los grandes buques que se construyen hoy son como una pequeña ciudad flotante, no sólo porque llevan 7.000 personas a bordo sino porque incluyen plantas de saneamiento y de generación de energía, explicó Pedro Vicente Fernández.

El directivo de Armón explicó que, en su caso, trabajan con plazos "mucho más apretados" que otras empresas y cuando y se ha lanzado el desarrollo de la estructura del nuevo barco y pasa a la producción, en ocasiones se está modelando aún el sistema de tuberías. "Ahí tenemos que mejorar más para avanzar, lidiamos con ello pero falta un punto de implementación", aseveró Pedro Vicente Fernández.

En cuanto a la evolución del sector, remarcó que es en la industria offshore donde se ha introducido la mayor carga de tecnología -"ahí la evolución es constante", aseguró-, con algunos con red wifi a bordo. Los sísmicos, muy demandados hace años, han visto aminorada su presencia en la construcción naval, fueron el otro ejemplo al que se refirió el director técnico de Armón para referirse al buen momento de la robótica, a la conquista de los mares. "La construcción naval ha cambiado de manera increíble", defendió Fernández, "a principios del siglo XX se dio el salto de la fabricación artesanal a la industrial y desde entonces el despegue ha sido impresionante".

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