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Mino Cerezo, profesión de fe en el Codema

La obra del "pintor de la liberación" en el colegio de Gijón en el que estudió

Mino Cerezo, profesión de fe en el Codema

La editorial Cubera de Villaviciosa editó a finales del año 2018 un libro escrito por Isolina Cueli de la Llera sobre la vida y obra de Maximino Cerezo Barredo, nacido en Villaviciosa en 1932 y actualmente retirado, desde el año 2005, en Salamanca. Amigo del obispo Pedro Casaldáliga, también claretiano, y de Joaquín Vaquero Turcios, cuya madre fue la salvadoreña Rosa Turcios, Cerezo Barredo, que así firma sus obras, ha pintado grandes murales en iglesias de Filipinas, Perú, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina, Nicaragua y Panamá.

Mino Cerezo, ordenado sacerdote claretiano en Santo Domingo de la Calzada, año 1957, se formó como pintor y muralista en las Escuelas de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y San Fernando de Madrid. Su compromiso en la América Hispana con los más pobres y desfavorecidos le ha valido el título de pintor de la Liberación, movimiento teológico elaborado por Gustavo Gutiérrez Merino y Leonardo Boff. Tres vocaciones: sacerdocio, arte y América, convivieron fundidas en fuerte de la personalidad de Mino Cerezo Barredo.

Hay cinco obras de Mino Cerezo en el colegio Corazón de María (Codema), donde estudió el Bachillerato. Una está en la sala de profesores, donde un maestro abre una ventana para que los niños alcancen un libro de estudio. Las otras cuatro se ubican en las dos capillas del alumnado que tiene el colegio. Dos de ellas se refieren al obispo fundador, San Antonio María Claret, a quien pocas veces representó en sus murales americanos. Otra presenta a unos chicos con instrumentos musicales ante Jesús y María. Y otra interpreta la llamada de Jesús a los discípulos. Es curioso constatar que casi todos los rostros de sus personajes llevan marca indígena. Hasta un gigantesco Jesús Crucificado indígena pintó en el mural de la Iglesia de San Juan, en Iquitos, Perú. Otro de sus murales se encuentra más cerca, en la Ermita Ecuménica del Albergue de Peregrinos del Camino de Santiago, en Güemes (Cantabria).

El estilo pictórico de Cerezo Barredo, siempre figurativo -aunque últimamente también hace abstractos- se basa en un dibujo muy preciso en contornos, color intenso y obtención de volúmenes mediante colores más suaves en armonía con el color principal de las figuras. Además de los rostros indígenas, sus personajes, aún en obras de pequeño tamaño rebosan fuerza vital y están pidiendo un espacio mayor.

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