El centro especial de empleo Apta, que ocupa a 183 personas, en su mayor parte discapacitados psíquicos, inició el pasado lunes un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que se prolongará durante cuatro año y que puede afectar a cualquier trabajador de la plantilla. En base a esta regulación de empleo pactada entre empresa y sindicatos, a corto plazo irán al paro entre 66 y 76 trabajadores.

La crisis de Apta se remonta al año 2009, cuando por entonces contaba con 336 trabajadores y cuando se aplicó la primera regulación de empleo. En 2012 hubo un segundo expediente con 150 despidos. En 2014 hubo una nueva regulación temporal de dos años a la que siguió otra iniciada en 2017 y que acaba de concluir. Ahora se encadena la quinta regulación por falta de suficiente carga de trabajo y también de contratos adecuados para las capacidades de una parte de la plantilla, según explica el presidente de la Asociación de Padres y Tutores de Antiguos Alumnos del Sanatorio Marítimo, Joaquín Fernández. Esta asociación es la única accionista de Apta tras la salida del grupo ONCE a mediados de 2016 aportando como despedida 3 millones de euros al centro especial de empleo, que le están permitiendo salir adelante por ahora.

"Económicamente vamos muy bien; el Principado nos debe 800.000 euros y seguimos funcionando a pesar de que se retrasan en el pago, gracias a las reservas de cuando se fue la ONCE", explica Joaquín Fernández.

Apta está a la espera de aumentar su carga de trabajo para intentar paliar los efectos del nuevo ERE pactado por la dirección y los sindicatos, el más largo en duración de los aplicados hasta la fecha.

Después de una década de crisis -a raíz de perder pedidos para la industria de las motocicletas, principal cliente de Apta en sus orígenes- la obtención de nuevos contratos no es suficiente para garantizar la estabilidad laboral en la empresa. Una parte del problema se está paliando con ayudas municipales que permite ocupar a los trabajadores con mayor discapacidad en tareas que les son adecuadas, como pintar sedes de asociaciones. La dirección también animó a trabajadores a tramitar una incapacidad laboral, sin mucho éxito.