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La Pasión más dulce

Los confiteros gijoneses señalan un repunte en la demanda de monas de Pascua en unas fiestas con una caída de ventas en respostería por el descenso de niños bautizados

Por la izquierda, Ainhoa de Pedro, Salvador Álvarez y Antonio Argüelles, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. JUAN PLAZA

En tartas de bizcocho, de almendra, en roscones o solas: las figuras de chocolate, también llamadas monas de Pascua son, sin duda, la estrella de la Semana Santa, una fiesta que, por otra parte, ha visto disminuida considerablemente sus ventas en repostería por el descenso de la natalidad, la pérdida de poder adquisitivo y la disminución en el número de niños bautizados. "Ha habido un cambio de costumbres. Ahora seguimos haciendo bollos hasta en mayo y ya no necesariamente lo compra el padrino, puedes regalárselo a tu novio o a un amigo".

Esta es, a grandes rasgos, la radiografía que hacen tres confiteros locales de la repostería típica de estas fechas: Salvador Álvarez, de Pastelería La Fe de Salvador; Ainhoa de Pedro, de Confitería San Antonio; y Antonio Argüelles, de Pastelería Argüelles, que charlaron esta semana sobre la evolución del bollo, el tradicional regalo que padrinos y ahijados intercambian en Asturias durante la Pascua, en la tertulia organizada en LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

Todos ellos coinciden en destacar el auge de las figuras de chocolate frente a las tartas y los roscones, que reproducen a los personajes de moda. "La elección de las figuras la marca la tele y las películas que salen en Navidad. Ya en esas fechas empezamos a estar atentos para coger ideas", explica Ainhoa de Pedro, que lleva al frente de San Antonio desde 2014, cuando se jubiló su padre, David de Pedro.

Salvador Álvarez, responsable de La Fe desde 1965, por su parte, asegura que es una fiesta "que gira en torno a los niños", por tanto "son sus gustos los que mandan y deciden qué se va a vender". "Antes era mucho más fácil de predecir porque sólo había un dibujo o un personaje estrella, ahora hay mil canales de televisión y videojuegos", afirma. "Star Wars", "ET" y los superhéroes de "Marvel" son algunas de las temáticas que han marcado la producción de las últimas décadas. Este año, señala Antonio Argüelles, que pertenece a la cuarta generación al frente de la pastelería Argüelles, que aterrizó en Gijón en 1990, lo más demandado entre los pequeños es "La Vampirina", la protagonista de una serie de dibujos animados de Disney.

El chocolate lleva siendo el rey de la Semana Santa desde hace décadas. Los pasteleros aseguran que ya en los años 60 y 70 se hacían figuras y se regalaban a los ahijados, si bien lo más popular eran las "casas de pitín", las tradicionales casas de chocolate decoradas con pollitos, que han sido sustituidas por los muñecos. "El chocolate es muy delicado: no tiene punto medio, o está bien o tienes que volver a fundirlo, tiene que gustarte", explican.

"Hay que tener en cuenta que los críos hoy en día no se bautizan y eso influye en las ventas", apunta Salvador Álvarez. Un factor que ha desligado la festividad del componente religioso, pero que, a ojos de Ainhoa de Pedro, atrae a nuevos públicos. "Al tratarse de figuras de moda la gente los compra porque sí: tenemos abuelos que compran para que sus nietos no se queden sin ellas, pese a no estar bautizados, o chicas que le cogen una figurina de 'Star Wars' al novio porque le gustan las películas", explica.

Los confiteros también confirman cambios en el calendario de ventas, si bien "antes el Domingo de Ramos era el día fuerte, con mucho trasiego de palmas y niños" y, ahora, "las ventas se disipan durante toda la semana e incluso después". "Tengo encargos hasta finales de mes. La gente hace años se quedaba en Gijón toda la semana, pero ahora el que puede se va de vacaciones", señala Salvador Álvarez.

No todo se queda en el chocolate: existen dulces que emergen con fuerza o tradiciones que se están recuperando. En el caso de Argüelles, su confitero apunta "a un auge en la venta de bombones artesanos" y, en San Antonio, del roscón de pisos, también conocido como pegarata, típico de la zona de las Cuencas. "Este año llevamos vendidos un montón", afirma su responsable, Andrea de Pedro.

De cualquier manera, los tres confiteros coinciden en señalar que, aunque la tradición persiste, "las ventas de Semana Santa ya no son lo que eran; antes era una de las fechas estrellas del año junto con Navidad". Ello debido, aseguran, al cierre de muchas confiterías y la pérdida de poder adquisitivo de la gente, a lo que se suma la huida masiva de la juventud (la población que más consume), a otras comunidades autónomas, que ha contribuido a mermar la clientela.

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