La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un lápiz para medir el dolor

Una empresa asentada en el Parque Tecnológico crea un dispositivo digital para ayudar a los sanitarios en la evaluación de los tratamientos

Por la izquierda, Óscar Cosido y Óscar Ruiz. LNE

El dolor por definición es una percepción subjetiva, pero gracias a una empresa gijonesa podría empezar a tener medida para los médicos. Dos socios emprendedores acaban de diseñar un prototipo de "lápiz" medidor, que dará a los facultativos una idea de la sensibilidad de los pacientes en sus "mapas de dolor".

La idea surgió en la edición número 56 del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Física y Rehabilitación (SERMEF), en el que la compañía UPIntelligence, dedicada a la inteligencia artificial, vio una buena oportunidad de negocio. "Los médicos nos comentaron que miden el dolor de forma analógica, y se nos ocurrió la creación de dispositivo digital para ayudarlos, un lápiz del dolor", explica Óscar Cosido, uno de los socios. En la práctica, este lápiz consiste en "un sensor que se pasa por el cuerpo del paciente apara hacer un mapa, percibir dónde duele mas, dónde está el epicentro del dolor, y de esa manera colaborar en la evaluación de los tratamientos e ir comparando la evolución del paciente".

El prototipo ya está en marcha, y ahora el proyecto entrará en la fase de pruebas y escalado, de producción en serie. Tal como explica Cosido, la intención es la de probar su funcionamiento en coordinación con el Sanatorio Covadonga, que será el encargado de validar el producto. Así, en una primera fase el lápiz mide la presión y la respuesta del paciente, mientras que en una segunda fase medirá constantes como la temperatura, pulso, y humedad, de tal manera que "el médico sabe si hay excitación del sistema nervioso o no". La intención de los dos socios, Óscar Cosido y Óscar Ruiz, es la de patentar el sistema de sensores para, en un futuro, convertir el lápiz del dolor en una herramienta de uso común en el ámbito médico.

No es el único proyecto revolucionario en el que trabaja la compañía, que se mueve entre el edificio Industria 4.0 del Parque Científico y Tecnológico y una nave de Gijón Impulsa en el polígono de Los Campones. De hecho, han desarrollado otro novedoso sistema de monitorización para iglesias y ermitas ubicadas en zonas apartadas, de manera que se las pueda proteger de actos vandálicos.

Se trata de una cerradura de seguridad ya probada en varios edificios, equipada para sensores "para que sepa si la puerta se está abriendo de forma normal o si está siendo forzada por ejemplo con una ganzúa". En este caso, la cerradura enviaría una alerta en tiempo real para dar la voz de alarma sobre un posible allanamiento.

La compañía gijonesa está trabajando codo con codo con la Fundación Santa María La Real, dedicada a la conservación del patrimonio, y ya ha probado el sistema en varias ermitas, una de ellas en Aguilar de Campoo. Con ellos han desarrollado también un proyecto de monitorización del patrimonio para conocer con antelación, a través de la inteligencia artificial, si se pueden producir humedades o desperfectos en los edificios. Para ello los gijoneses desarrollan algoritmos de humedad, temperatura y presión ambiental que ayudan a anticiparse a los desperfectos en los elementos del patrimonio y las obras de arte. La intención de la compañía es la de patentar el sistema de cerraduras inteligentes para extender su uso a otros campos como el control de accesos en la industria, tal como explica Óscar Cosido.

Junto con Óscar Ruiz, decidió montar la empresa tras pasar por Cantabria (donde ambos trabajaban en el Ayuntamiento de Santander) y por el País Vasco. Finalmente decidieron dar el salto a Asturias porque, con la salvedad de Euskadi, "es la región con más generación y apoyo a empresas, Gijón es la ciudad más dinámica del Norte", aseguran. En compensación, ellos proponen tecnologías punteras que ponen a la ciudad en el mapa de la innovación.

Compartir el artículo

stats