Medio centenar de días después, se acallaron las risas en el hall de la primera planta de la Escuela de Comercio. Aún ayer, durante toda la jornada, se pudieron ver las tímidas sonrisas y escuchar las sonoras carcajadas que se escapaban a quienes apuraron hasta el último instante para visitar la exposición "25 años de mirada zítrica", que ayer plegó sus paneles tras la prórroga decretada. La muestra, conformada por más de 150 viñetas cómicas dibujadas por Suso Pérez Loza -"Mortiner" para el imaginario popular- y pensadas para su publicación durante el cuarto de siglo de vida que celebra LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, fue un éxito de público y, sobre todo, de crítica popular desde que el pasado 6 de marzo fuera inaugurada, en el acto central de la celebración de la efeméride de este diario.

Muestra de ello es el libro de firmas que, junto a los paneles, esperaba la opinión de los visitantes. A las rúbricas más conocidas del panorama político local -y que más se reconocen en las ácidas y certeras viñetas- como la Alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón o las antaño ediles de PSOE y PP, Dulce Gallego y Pilar Fernández Pardo, se sumaron las de personajes anónimos que quisieron agradecer el bien que "Mortiner" les hace a diario. "El humor es la mejor de las medicinas", reza una de esas rúbricas, junto a otra de "Gracias por hacernos la vida más prestosa". Páginas más allá, un "Hace que la realidad sea más respirable", o un "Gracias por arrancarnos una gran sonrisa", todas ellas veteadas de algún que otro garabato ininteligible.

Por ello, no es de extrañar que aún ayer los últimos despistados arañasen al reloj las últimas horas para poder visitar, con calma, una exposición que todos aciertan a tildar de "buena", "necesaria" o, simplemente, "muy divertida".

Una de ellas fue Coro Junquera, que confiesa -aunque no hiciera falta- la patente: "llevo un rato riéndome sola". Y es que esa es la reacción más habitual al ver y leer las tiras cómicas de Suso Pérez Loza: la risa. "No nos lo queríamos perder", confiesa la visitante, que asegura que "mirando las viñetas con el paso del tiempo, echando la vista atrás, hacen incluso más gracia". Aunque sea difícil quedarse solo con una, o un puñado, Junquera se inclina por "las de Quini y las de la época de Pilar Fernández Pardo, que parece que fue hace muchísimo". La mujer destaca del autor, sobre todo, que "tiene muchísimo ingenio y una gran capacidad de síntesis de la actualidad".

Una tradición, la de seguir la obra del dibujante asturiano, que se hereda de padres a hijos. Es el caso de Bruno Vilabella y su descendiente, Elsa. Juntos acudieron a visitar la exposición en la tarde de ayer. "Te cuenta, muy resumido, la historia política de Gijón", valoran. Él destaca "la retranca, sobre todo en la época de Paz Fernández Felgueroso" y ella "las viñetas de Medio Ambiente". Pero a la hora de elegir la mejor tira están de acuerdo: "la de Preciado y Alejo Caso del día del ascenso".

Otro de los que suele seguir a "Mortiner" en las páginas de este medio es Ignacio Trabanco. "Me gusta, me hace mucha gracia", resume, "los dibujos están muy bien hechos y los personajes son muy reconocibles". Pero, sobre todo, valora "el humor local" y "la capacidad de síntesis del día a día de la vida urbana".

Uno de los últimos visitantes fue José María Estrada, que confesó estar "disfrutando mucho". Lo mejor, para él, "esa acidez y mala leche sin ofender ni faltar. Y que es muy simpático". Cincuenta días después, a tiempo para la época de exámenes, volvió el silencio al aula de estudio de la Escuela de Comercio.