La artista gijonesa Irma Álvarez-Laviada (1978) es la última invitada de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, la institución privada que desarrolla en el pueblo leonés de Cerezales del Condado una labor de apoyo cultural y etnoeducación que ha merecido numerosos elogios. La creadora, una de las más destacadas de su generación por la audación y singularidad de su investigación artística, ha titulado su propuesta "El espacio entre las cosas".
La exposición estará abierta hasta el próximo 14 de julio y ofrece un ejemplo de la visión interdisciplinar que caracteriza buena parte del trabajo de esta artista: instalación, escultura o intervenciones en busca de la "relación de lo constructivo con la arquitectura del espacio expositivo". Dicho de otro modo: intervenciones específicas a partir del la arquitectura y el espacio en que surgió hace once años la Fundación Cerezales Antonino y Cinia. La institución fue fundada por Antonino Fernández Rodríguez, un indiano que regresó a su pueblo natal con la idea filantrópica de difundir la cultura entre los vecinos de Cerezales del Condado.
Irma Álvarez-Laviada, que es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Vigo, ha recibido importantes becas en los últimos años: de la Residencia de Estudiantes de Madrid al Colegio de España, en París, pasando por las que concede la Fundación Marcelino Botín o el Ministerio de Cultura de Francia. El año pasado pudo verse en el Centro Botín, en Santander, su proyecto "Reversibilidad y utopía". Aún se recuerda la intervención que hizo en 2015 en la capilla de la Trinidad, en el Museo Barjola. Prepara una exposición para el County Hall Galery, en Londres.