La Universidad en bloque se unió ayer para rendir tributo al fallecido Daniel Ponte, exdirector de la Escuela Superior de la Marina Civil de Gijón y hombre muy querido tanto en el ámbito académico como en el mundo de la navegación. Decanos, directores y exdirectores de centros; la directora general, Cristina Valdés; el secretario del Consejo Social, Ignacio Villaverde y varios miembros del equipo rectoral, con Santiago García Granda a la cabeza, además de representantes de la Comandancia de Marina se unieron a un acto sencillo, "como corresponde a su personalidad", según destacó su sucesor en el cargo, Rubén González, antes que el profesor Roberto Bucetas glosara la figura de un hombre "de mano algo serio y estricto" pero "profundamente preocupado" por sus alumnos y por el devenir de la Escuela, que no abandonó hasta que la enfermedad le venció.
La familia de Ponte participó en la inauguración del aula que lleva el nombre del exdirector del centro, para siempre ya en la memoria de la Escuela. "Fue un ejemplo de trabajo y entusiasmo; se ganó a pulso ser tan querido y respetado", remarcó el Rector, "debemos estar orgullosos de la impronta que deja con su vida y obra. Deseo que se perpetúe su labor".
A su "bonhomía" y "carácter extraordinariamente amable" que puso sobre la mesa su compañero Roberto Bucetas, alumno de Ponte y quien acompañó en el equipo de vela de la Universidad de Oviedo, agregó Rubén González, el carácter persuasivo y de "buen negociador" que caracterizó a Daniel Ponte durante toda su trayectoria. "Cuando llegué a la dirección me dijo: 'no te preocupes, está chupado' porque, según él, lo más complicado estaba resuelto". De la mano del malogrado director se lograron los másteres para la Escuela de Marina Civil y también impulsó el departamento de Ciencia y Tecnología Náutica. "Todos los homenajes son pocos para él. Ha sido un gran profesor, director, compañero, deportista y patrón. Esta es la Escuela de Daniel", concluyó Rubén González, quien no se olvidó de recordar las "grandes dosis de paciencia" que empleaba con los alumnos de quinto que llegaban a clase con ganas de comerse el mundo porque ya habían realizado los primeros embarques. "Fue una persona muy comprometida con la escuela y se preocupó por el relevo generacional", certificó el actual director.
Para el profesor Roberto Bucetas, el carisma de Ponte permitió que "muchas promociones de marinos se beneficiaran de su experiencia en tierra y mar". El Rector de la Universidad de Oviedo se refirió a él como "una persona maravillosa", aludiendo a las palabras de sus compañeros tras su fallecimiento. "Jovial, con don de gentes, siempre colaborador y responsable; debemos tomar su ejemplo para impulsar una universidad mejor y una Asturias con un futuro mejor", aseguró García Granda.
Consternada dejaba hace ahora un año al campus gijonés y a toda la comunidad universitaria la noticia de la muerte de Daniel Ponte, quien fuera durante décadas profesor de la Escuela de Marina y su director desde 2012 a finales de 2017, cuando la salud no le dejó continuar. Ponte fallecía a los 57 años, dejando esposa, María Asunción Menéndez-Morán y un hijo, Daniel. Llegó a la dirección tras haber dirigido el departamento de Ciencia y Tecnología Náutica y ser profesor del área de Construcciones Navales. Sustituyó a Rafael García Méndez, nombrado entonces responsable del Centro de Seguridad Marítima Integral "Jovellanos". Todos los que le conocían sentían como propia la pérdida, incluidos sus compañeros del equipo de vela de la Universidad, donde ganó varios trofeos como patrón, en los últimos años, del 'Espumeru', y en el que vivió éxitos y sinsabores pero siempre, como él le gustaba trabajar, en equipo.
