La labor de una matrona, pese a remontarse ya a la época romana, sigue siendo a día de hoy un tanto "desconocida", según Álvarez. "La figura de la partera es bien conocida, pero creo que el problema reside en que en los 90 se dejó de formar a matronas y los huecos que habíamos ocupado hasta entonces se cubrieron con otros profesionales de la rama sanitaria", concreta. Este cambio hizo que con los años las competencias "naturales" de la matrona se hayan reducido, pese a que su conocimiento sigue siendo cada vez más exigente y abarcando más áreas. "Cuando se recuperó nuestra formación vimos que muchos de esos puestos asociados a las parteras ya estaban siendo ocupados por otros profesionales. A día de hoy estamos relegadas a paritorios y al control del embarazo", explica. "Nuestras competencias, en realidad, abarcan mucho más: concepción, menopausia, vida fértil... Y eso es lo que mucha gente todavía no sabe", añade.

Considera, por tanto, que como el trabajo como embarazadas involucra ahora a más profesionales, toda la rama sanitaria debería formarse más en el diagnóstico y comunicación con pacientes que sufren muerte prenatal. "La muerte ni siquiera tiene por qué ser intrauterino, el niño puede morir después de pasarse un par de días ingresado y a cargo de enfermeras. La noticia, por lo general, la da el médico. Todos deberíamos aprender a comunicar mejor las malas noticias", completa.