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MARÍA SOCORRO SUÁREZ-LAFUENTE | Catedrática en la Universidad de Oviedo | El papel de la mujer en la sociedad

"El arquetipo del amor romántico asigna a la mujer el papel de cuidadora, la esclaviza"

"Nos enseñan que ser madre es un sentimiento que está por encima de todo, pero tampoco es sano que una emoción domine toda tu vida"

El gran amor romántico no existe. O no debería. Así lo sostiene la catedrática de la Universidad de Oviedo María Socorro Suárez-Lafuente, que considera que la mujer, si se rinde ante la idea de encontrar a su "media naranja", puede acabar "esclavizada" por un sistema que le asigna, sin que ella se de cuenta, el papel de cuidadora de toda la familia. Suárez-Lafuente fue una de las ponentes centrales de la primera jornada de "Spring Conference" de la Asociación Europea de Investigación, Educación y Documentación de Género (Atgender). Este congreso internacional reúne a expertas en temas de género y diversidad sexual de toda Europa y se celebra hasta el viernes en la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales "Jovellanos".

- ¿Qué tiene que ver el amor con el feminismo?

-Partimos de la base de que el amor es algo que nos viene dado culturalmente. Lo aprendemos a través de los cuentos, de las películas, de los anuncios de televisión, pero no nos paramos a pensar en cómo afecta eso a nuestra vida y nos hace caer en un arquetipo del amor que puede no tener nada que ver con nuestras aspiraciones, algo que simplemente no queremos.

- Y en dar como normales conductas abusivas.

-Exactamente. Eso pasa, sobre todo, porque esa idea que tenemos del amor está muy relacionado con el cuidado, un papel que se asigna siempre a las mujeres. Ellas se enamoran y por ese amor lo dan todo. Ahí entran otros conceptos, como la idea del amor maternal, que se interpreta como algo supremo que nadie se puede perder, y con la pasión hacia tu marido sobre cualquier otra cosa. Nos enseñan que el amor es algo que no podemos remediar y eso, a la larga, puede acabar muy mal, como bien sabemos todas.

- Las mujeres asocian el amor con el sacrificio, entonces.

-Sí, básicamente. Lo que yo propongo es una deconstrucción histórica de ese concepto, que pasa por aprender a vivir nuestra vida como realmente queramos.

- ¿Se puede deconstruir la idea del amor?

-No sé... (ríe). Es un poco una utopía. Llegar a esa conclusión nos hace ir a contracorriente y eso siempre es difícil. Tampoco es algo que parezca estar cambiando. Yo eso lo veo en las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, que se supone que es a lo que nos dirigimos como sociedad en el futuro. Resulta que ahora hay robots muy inteligentes a los que se les asigna un sexo. Es un robot chico o chica. Es increíble que todo estos avances sigan ahondando en los mismos problemas.

- ¿Pero entonces la deconstrucción del arquetipo del amor implica acabar también con el género binario?

-Ah, sí, claro. Eso para empezar.

- Pues ya es una premisa bastante importante...

-(Ríe)... Por eso digo que yo defiendo una utopía. Pero es que todos estos problemas empiezan porque nos definimos como un único sexo. El colectivo LGTB está trabajando mucho para cambiarlo pero sigue siendo la realidad en la que vivimos. Si se rompe con ese concepto de "chico o chica", el arquetipo del amor ya no tiene demasiado sentido.

- El amor tradicional también tiende a ser monógamo.

-Sí, bueno, depende de la cultura, pero en general sí. Insiste en lo que hablábamos antes, en esa idea de encontrar al amor de tu vida, tu media naranja, tu primer gran flechazo. Nos enseñan a que algún día encontraremos a alguien que nos hará ver el mundo de otra forma.

- La solución a todos nuestros problemas.

-Sí, porque a las mujeres también nos inculcan la idea de no quedarnos solas, de lo triste que es eso. Al final cedemos y nos quedamos con esa carga del papel de cuidadora que aceptamos como algo normal, o acabamos metidas en un agujero de abusos del que no podemos salir.

- ¿Y la maternidad?

-No me quiero meter mucho en eso, pero sí que nos enseñan que ser madre es un sentimiento por encima de todo y, bueno, cada mujer puede tener una opinión propia al respecto. Tampoco es sano que eso sea una emoción que domine toda tu vida.

- En resumen: el amor romántico no da la felicidad.

-Claro que no, y debemos pensar en nosotras, cada una en cada cual, y decidir qué es lo que queremos. En este arquetipo del amor se normalizan conductas más sutiles, como el acoso a través del teléfono y el maltrato subliminal, por ejemplo. Acabar con eso habría que a las mujeres no se nos vea como algo distinto, que el cuidado no sea socialmente femenino y que las parejas no ayuden, sino que se comprometan. Mi resumen es que la idea actual que tenemos del amor nos esclaviza. Y no parece que vayamos a acabar con ella pronto.

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