Un gijonés de 38 años ha sido detenido por agentes de la Policía Nacional acusado de haber forzado dos bares del barrio de El Natahoyo para llevarse la recaudación de sus respectivas máquinas tragaperras. En los locales atracados se hallaron restos de sangre del supuesto responsable, que también perdió su propio teléfono móvil mientras huía de uno de los locales. Se le atribuye haberse llevado un botín de 500 euros.

El detenido forzó los dos bares quebrando sus escaparates con una tapa de alcantarilla, pero se cortó al entrar en el primero y fue dejando un rastro de sangre de la que se dirigía al segundo. Tras su detención, presentaba heridas en manos y brazos. Al dar por terminado el robo, además, salió corriendo y perdió su teléfono. Fue encontrado después por los propios agentes que investigaban el delito. Según el parte policial, el acusado cuenta con "un amplio historial delictivo".