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Puntadas para hilvanar futuro

Alumnos de un curso de costura de Mar de Niebla buscan voluntarios para llevar sus creaciones en un desfile de moda solidario

Puntadas para hilvanar futuro

El venezolano José Meléndez era en su país licenciado en económicas, director de una sucursal bancaria y profesor universitario. Desde hace dos meses es uno de los doce alumnos del curso de Mar de Niebla para acceder al certificado de profesionalidad en "Arreglos y adaptaciones de prendas y artículos en textil y piel". Una formación que, al igual que a su compatriota José Nava, trabajador en la administración pública de su país durante 19 años, le ha servido para "aprender a hacer de una sudadera un vestido, y eso que no sabía coser un botón". Ellos han sido dos de los alumnos propuestos por Cruz Roja para participar en un curso que "nos llamó la atención, nos resultó curioso y hasta que los títulos nos sean convalidados, hay que hacer algo, formarse en lo que sea por responsabilidad y porque estar parado no es buena cosa", resume Meléndez, que también se está entrenando como camarero.

Como ellos, una decena de mujeres buscan en este curso una salida profesional en un campo en el que "se necesita gente que trabaje, de aquí salen con una formación muy completa que les hace saber coger un bajo, pero también les da destrezas para acabar trabajando inlcuso en un taller de alta costura", indica la profesora Magdalena Heres, encargada de darles "unas nociones básicas de muchas cosas, desde la elaboración de cortinas hasta la personalización de prendas". Todo ello, en un bajo que antaño se dedicaba a la confección de textil de hogar pero que ahora ha sido cedido a Mar de Niebla con todas sus máquinas de coser industriales para que gente sin empleo se pueda formar y optar a unas prácticas de 80 horas en empresas y, quién sabe, a un puesto de trabajo.

"Es lo que me gustaría, en Marruecos trabajé varios años para elaborar pijamas de mujer", explica Najat Zahri, quien se desplaza diariamente desde Oviedo con el objetivo de "formarme y aprender de paso más español". En el taller hay un pequeño grupo de mujeres africanas que también pelean por hacerse un hueco en el mundo de la moda, que "nos gusta mucho", reconocen. Y en el que se puede hacer "más de lo que ellas mismas se imaginan", apunta la monitora.

La colombiana Marisol Mancera ya tenía alguna experiencia previa, y ayer se afanaba en la elaboración de unas carteras con textiles reciclados con las que obsequiarán a los participantes en un pequeño curso que los propios alumnos ofrecerán a otros integrantes de Mar de Niebla. "Es importante para nosotros que se motiven, que vean que son capaces de ser también maestros y por eso se organizan actividades a la inversa", señala la técnico de inserción Diana Moisés.

De este modo alumnas como Emma Ruiz, Sandra Rubio o Maite Díez pueden soñar incluso con "tener nuestro propio negocio de arreglos, o coser para quien lo necesite", porque en poco tiempo han logrado cosas tan sorprendentes como convertir una camisa de hombre en un conjunto de blusa y falda para chica.

Estos días andan inmersos en la convocatoria de un casting para llevar a la pasarela sus creaciones como final de curso: será en el Museo del Ferrocarril y ya están trabajando en los diseños. Ahora tienen que seleccionar a sus modelos, para lo que invitan "a todo el mundo" a participar, porque se buscan "modelos de todas las edades, tallas y constituciones; queremos reflejar a la gente de la calle y no a lasprofesionales de cuerpos perfectos". El desfile será el 21 de junio y lo recaudado por las entradas se destinará a una entidad benéfica. Como sorpresa final, tendrán que elaborar un vestido "especial" basado en una creación conocida, adelanta la monitora, encantada con el esfuerzo del grupo. "Nos ha sorprendido la respuesta de la gente, están muy motivados", asegura. No en vano, se trata de ir hilvanando un futuro.

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