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Un suceso que conmociona a Nuevo Roces

Hablan los vecinos de la zona en donde fue encontrado un bebé en un contenedor: "Al enterarme sólo quería llorar"

El cadáver se encontraba dentro de una bolsa y la Policía examina lo grabado desde las seis de la tarde del jueves por las cámaras de un comercio próximo

Hablan los vecinos de la zona en donde fue encontrado un bebé en un contenedor: "Al enterarme sólo quería llorar"

Estupor, pena e indignación. Rabia, incluso, en algunos casos. Con esas sensaciones amanecieron ayer los vecinos del tranquilo barrio gijonés de Nuevo Roces al enterarse de que la pasada madrugada un transeúnte que revisaba los contenedores de basura de la calle Jenaro Suárez Prendes, esquina con la avenida de Roces, encontró el cuerpo sin vida de un bebé recién nacido dentro de una bolsa de basura que todavía contenía restos de placenta y hasta el cordón umbilical. Las unidades Judicial y Científica de la Policía Nacional se encuentran ya investigando lo ocurrido para localizar a la madre del bebé, un varón, y a quien haya podido colaborar con ella para deshacerse del niño. Podrían haber incurrido en un delito de homicidio, pero todo dependerá de los resultados de la autopsia. Al tiempo, también se abrieron diligencias en el Juzgado de instrucción número 2, en funciones de guardia el día de los hechos. "No se puede entender cómo alguien hace algo así; yo soy madre y abuela y para una madre sus hijos son lo más importante, ya la cazarán", valoraba ayer por la mañana María de los Ángeles Gutiérrez, vecina del barrio.

El macabro hallazgo se produjo pasadas las 2.30 horas de la mañana. Un hombre de unos 40 años -según la mayoría de los vecinos- que prácticamente rastrea a diario con un palo todos los contenedores de la zona por las noches se encontró con un descubrimiento espeluznante. Dentro de una de las bolsas de un contenedor de residuos no reciclables, ubicado junto al número 325 de la calle Jenaro Suárez Prendes, yacía el cuerpo sin vida de un bebé, que según los primeros datos de la autopsia había nacido vivo. Por los restos de placenta y el cordón umbilical se estima que el parto se habría producido poco antes. "Me dijeron que parecía que tenía unas horas", explica Martín Villa, vecino del edificio situado enfrente de los contenedores.

Este hombre siguió toda la intervención policial desde la ventana de casa. "Eran algo más de las dos de la mañana, estaba viendo la televisión y empecé a sentir el movimiento, comenzaron a llegar coches de policía y una ambulancia; también estaba un hombre moreno que siempre está rebuscando con un palito entre la basura por los contenedores de la zona", relata el vecino. "Ese día yo había bajado la basura, pero tampoco estás pendiente todo el tiempo", explica.

La policía revisa las cámaras de seguridad

Los servicios sanitarios, movilizados en una ambulancia con personal médico desde el centro de salud de El Llano, nada pudieron hacer por la vida del recién nacido, que estaba ya muerto. Los investigadores al frente del caso, agentes de las brigadas Judicial y Científica, tratarán de esclarecer "cuanto antes" lo ocurrido. Por lo pronto, están en contacto con el hombre que encontró los restos del bebé -llamó por teléfono y esperó a la llegada de los agentes- y además se llevaron a la Comisaría de El Natahoyo el contenedor de basura a fin de que los miembros de la Científica pudieran examinarlo en profundidad por si hubiese huellas o cualquier indicio que facilitase la investigación policial. En ello están. Por su parte, la empresa municipal Emulsa, que retira la basura del barrio entre las seis y siete de la mañana de lunes a sábado, repuso ayer por la mañana el contenedor de residuos no reciclables.

Además de los policías, también se desplazaron el forense y resto del equipo judicial para el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto con el objetivo de determinar las causas del fallecimiento y si ya estaba muerto cuando lo depositaron dentro del contenedor de basura. Al menos, vivo estaba al nacer. Una u otra opción marcarán el devenir de la investigación judicial a la que deberá enfrentarse la madre del bebé una vez localizada.

Los agentes también han preguntado en los hospitales por posibles partos recientes y están pendientes de si la parturienta acude tarde o temprano a un centro sanitario para ser atendida. Otra de las líneas de investigación es la revisión de imágenes de la zona cercana, pero Nuevo Roces apenas cuenta con establecimientos en el entorno en el que apareció el cuerpo. Tampoco hay cámaras de tráfico que ayuden en las pesquisas. "Es un barrio muy tranquilo", señalaba una vecina de la calle, sorprendida por la trágica noticia.

Un espacio de tiempo acotado

Las imágenes que están estudiando ahora los policías provienen de una tienda de maquinaria para jardinería. Este local, que hace esquina, tiene dos cámaras de seguridad apuntando a la calle, una a Jenaro Suárez Prendes y la otra a la avenida de Roces. No obstante, ninguna de ellas apunta directamente al contenedor en el que apareció el bebé, pero al menos sí a la zona aledaña. Los agentes, que no descartan nada -ni siquiera que los autores sean de fuera de Gijón-, se pusieron en contacto con la empresa de seguridad, que les entregó las imágenes comprendidas en un tramo horario muy concreto, de seis de la tarde del jueves a dos de mañana del viernes. En ese lapso de tiempo -en el que muchos vecinos se acercaron a dejar la basura- es cuando alguien arrojó el cuerpo al contenedor de basura y huyó de la zona.

“Al enterarme solo quería llorar”, dice una vecina y madre reciente

¿Será del barrio?” Los vecinos de Nuevo Roces comentaban ayer en cada esquina el hallazgo del cuerpo sin vida de un bebé recién nacido en un contenedor de basura con el temor de que quien lo hubiese tirado allí fuese alguien con quien se cruzaran todos los días. “Si me la encuentro, me llevan presa porqué no se lo que haría”, comenta Sonia Abad en un parque próximo. Tanto a ella como a muchos otros les cuesta creer que un vecino suyo pueda haber sido responsable de tal iniquidad. “Tuvo que ser alguien que vino con el coche y allí lo dejó”, añade esta mujer mientras juega con su hijo en un parque próximo.

Nuevo Roces cuenta con una población muy diversa y de distintas nacionalidades, especialmente en las viviendas sociales. Todos conviven con normalidad y ven al barrio como un lugar muy tranquilo. Hay familias jóvenes, muchas de ellas con hijos recién nacido o de pocos años, a los que la noticia todavía les dejó más sobrecogidos. “Cuando me enteré me apetecía llorar solo de pensarlo”, confiesa Verónica Meré a la puerta de su casa, a punto de sacar de paseo a su hijo de apenas unos meses, en el carrito. “No lo quiero ni pensar, no sé que te puede pasar por la cabeza para obrar así”, añade. “Me ha dejado muy mal cuerpo”, señala otra joven, también del edificio de enfrente, cuando se dispone también a pasear a sus gemelas en la silla.

Algunos vecinos de la zona, donde se ubican varios bloques de viviendas sociales, critican que en sucesos como el que ha conmocionado al barrio, las miradas apunten hacia ellos. “Yo estoy aquí con mi niño, está igual o mejor atendido que si fuese rica”, espeta Sonia Abad. De la misma opinión es María de los Ángeles Gutiérrez. “Yo vivo ahí y tenemos de todo”, asegura la mujer, todavía impresionada por lo ocurrido. “Los bebés son tan inocentes que no se sabe qué pudo pensar esa mujer, no le encuentro explicación, no se puede entender”, repetía. “Aunque naciese muerto, un bebé no se tira a un contenedor”, sentencia.

“Es una zona tranquila”

A medida que los vecinos iban iniciando la jornada, la noticia se iba propagando como un reguero de pólvora. “Que yo sepa, por aquí viven tres mujeres embarazadas, pero dudo quela madre sea de Nuevo Roces”, apunta otro vecino del barrio. En cambio, Rosa Mediavilla, que vive en la calle Jenaro Suárez Prendes, a escasos metros de los contenedores donde apareció el bebé, se inclina por pensar que la madre no está muy lejos. “Esto es una zona tranquilísima y es muy extraño, pero no sé por qué me da que va a ser alguien de aquí”, especula esta vecina, que también conoce al transeúnte que dio la voz de alarma. “Pasa siempre a mirar por los contenedores, recorre todos los del barrio y está casi todos los días".

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