Nuevo conflicto en las madrugadas de Fomento. Esta vez ha sido un joven de 20 años el que ha sufrido una agresión en la calle Marqués de San Esteban sobre las siete y media de la mañana, cuando salía de un bar de copas de la zona. Un individuo al que ya busca la Policía Nacional le reventó una botella de cerveza en la cabeza provocándole una herida profunda en la cara de la que está siendo atendido en el HUCA, aunque afortunadamente no se teme por su vida.

El incidente ocurrió en la confluencia entre las calles Marqués de San Esteban con Almacenes. Según relatan los testigos presenciales, un joven en compañía de dos amigos se detuvo después de que otras dos personas le llamasen la atención. "Eh, tú, ¿dónde vas?", escuchó una testigo de la que iba a trabajar, según explicó a este periódico. Tras una discusión, uno de los implicados cogió una botella de cerveza, de cristal, y se la reventó en la cabeza al joven de 20 años, que quedó tendido en el suelo y sangrando abundantemente para incredulidad de sus dos amigos. Mientras, la pareja agresora salió huyendo a la carrera.

Las primeras atenciones sanitarias al joven se las dio un médico que se encontraba desayunando en un hotel cercano al lugar de los hechos. Requirió varios trapos a una camarera de una cafetería próxima para taponar con fuerza la herida, pues sangraba mucho. De inmediato se personaron en el lugar hasta tres dotaciones de la Policía Nacional, muy presentes en esta zona de ocio nocturno para evitar trifulcas, especialmente en fines de semana y temporada estival. Según una testigo, "tardó mucho en llegar la ambulancia desde que llamé a emergencias, por lo menos media hora", relata. Lo cierto es que en apenas siete minutos, desde que el personal sanitario de la UVI móvil tuvo conocimiento del aviso, se presentaron en la zona.

Los médicos auxiliaron al herido y lo trasladaron hasta el hospital de Cabueñes con rapidez. Sangraba abundantemente y las heridas parecían graves. A lo largo de la mañana fue tratado por el equipo del servicio de maxilofacial y tras unas pruebas se le dio el alta por la tarde.

La investigación policial arrancó de inmediato tomando declaración a todos los testigos que a esa hora se encontraban en la zona o camino de sus respectivos trabajos, incluidos los dos amigos de la víctima. Al parecer, los dos agresores iban vestidos de negro, uno de ellos -el que presumiblemente propinó el botellazo- llevaba el pelo rapado y una camisa hawaiana. Los dos salieron corriendo y no se les pudo detener en ese momento.

Quejas vecinales

Los investigadores ya trabajan sobre las imágenes de las cámaras de seguridad de establecimientos cercanos. En concreto, las de la cafetería ante la que ocurrieron los hechos y también las del establecimiento hostelero del que se supone que había salido pasadas las siete y medio de la mañana. "No entiendo qué hacen abiertos los bares de copas todavía a esas horas", se quejaba una vecina de la calle al enterarse de lo ocurrido. La prioridad es localizar a esos dos individuos que salieron corriendo.

Una vez que la UVI móvil trasladó al herido hasta el hospital de Cabueñes y los agentes de la Policía Nacional recabaron los testimonios necesarios para esclarecer lo ocurrido -no se pudieron llevar la botella de cerveza porque quedó reventada en mil pedazos- una trabajadora del servicio de limpieza, de Emulsa, se encargó de limpiar la calle para retirar los restos de sangre del joven herido. Poco después, pasadas las 8.30 horas de la mañana, la calle Marqués de San Esteban recuperó la normalidad.

Por más presencia policial que con frecuencia patrulla la zona, especialmente ahora en verano, son habituales las trifulcas entre jóvenes. Multitudes, altas horas, ingesta de alcohol y drogas es el cóctel que provoca altercados cada fin de semana. En la madrugada del jueves a un menor de 16 años le rompieron cuatro dientes de un puñetazo -el autor de esa agresión fue detenido ese mismo día por la noche por la Policía Nacional- y apenas una noche después tuvo lugar este nuevo episodio.

Vecinos y hosteleros de la zona muestran su malestar con frecuencia. "Esto está cogiendo un cariz complicado, prefiero no mirarles cuando vuelven de fiesta para evitar problemas; a veces hasta entran en la cafetería cuando estoy preparando todo antes de abrir", confiesa una hostelera de la calle, que presenció la agresión ayer por la mañana.