La madre de los tres niños que fueron sorprendidos anteayer saltando entre las ventanas de su domicilio, situado en la novena planta de uno de los edificios de las Torres Sedes de Pumarín, niega las acusaciones vertidas por su hermana, Laura García, que la ha denunciado ante la Policía Nacional por presuntos malos tratos, tal y como relató a este periódico. Según la implicada, entre ambas hay "muy mala relación" por antiguos conflictos personales y promete que "todo se ha sacado de contexto". "Nunca antes habían salido así a las ventanas y yo había contratado a una cuidadora. Les dijo que se iba a comprar una cosa y los dejó solos; después debió de ver la que se lio y ahora no hay forma de contactar con ella", afirma la madre.

La mujer no baraja denunciar a esa cuidadora de la que habla porque, dice, "hay cosas más graves que arreglar primero". La gijonesa da ya por supuesto que el incidente le va a costar más de una explicación. "La realidad es la que es: los niños estaban solos. No lo puedo negar porque es la verdad. El problema es que se está sacando todo de contexto; desde que pasó lo que pasó no he dejado de justificarme a todos los que me llaman sorprendidos", lamenta.

Su versión es simple: ella tenía contratada a una cuidadora que "nunca antes había dado problemas". El viernes, sin embargo, les dijo a los pequeños "que saldría un momento a comprar una cosa". Ayer todavía no había aparecido. "No sé si es porque vio la que se lio y ya no quiere venir o qué. De todas formas, mi marido y yo vamos a contratar el servicio de una ludoteca para quedarnos tranquilos", afirma. "Se que lo que se me viene ahora encima puede ser grave: los niños se quedaron solos y pudo haber pasado cualquier cosa. Pero yo no les maltrato ni les abandono", completa.

Por su parte, su hermana mantuvo también ayer su versión y confía que en los próximos días la llamen a declarar para "poder aclararlo todo". "Ella sabe que no tenía ninguna cuidadora y Servicios Sociales ya estaban avisados. Pasará lo que tenga que pasar", defiende. La gijonesa, tal y como contó ayer este periódico, acudió a comisaría horas después del incidente en los balcones para denunciar formalmente toda una serie de acusaciones. Afirma, por ejemplo, que se hermana "dejó atado a la cuna a uno de los menores" -el más pequeño, de tan solo 3 años-, "mientras ella salía con su novio y llegaba a altas horas de la madrugada". La madre responde: "No puedo salir con mi marido hasta las tantas porque él también trabaja y se levanta a las cinco. Los policías podrán comprobarlo sin problema. Me ha denunciado por despecho, no hay más".

Su hermana también afirma que la hija mayor de la mujer, de 13 años, le contó que ella y sus hermanos "sufrían episodios de abandono y malos tratos físicos" y que ahora "se niega a regresar" al domicilio materno (vive con su padre fuera de la ciudad). "Guardé todos los mensajes que me mandó y los puse a disposición de las autoridades", completa. La implicada se justifica en la reacción de sus vecinos. "Todos me llaman sorprendidos por este tema; saben que no soy así y a mi hermana no le permito cuidar de mis hijos", apunta. "Una niña sacó todo sobresalientes y notables, la otra dice su profesora que es brillante y el peque acaba de terminar la guardería. Si los maltratase no creo les fuese tan bien. No sé cómo se comporta un niño maltratados, pero los míos son felices", explica, aunque es consciente de que su caso está ya en manos de la Fiscalía de Menores y Servicios Sociales. "Me explicaron que es el protocolo en estos casos; sé que tengo que demostrar que lo que digo es cierto, pero nadie me los ha quitado todavía".