Los alumnos de Trabajo Social de la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos realizarán un diagnóstico de social sobre diferentes colectivos vulnerables como la minoría gitana, las personas con discapacidad o los inmigrantes en la ciudad, con el objetivo de analizar sus problemas y sus necesidades relacionadas con la salud y desde la perspectiva de género. Además, formularán una propuesta de servicio para resolver algunas de las necesidades detectadas previamente.

Así lo explicó ayer Consuelo Rodríguez, profesora de Trabajo Social de la Facultad, en la presentación de los resultados del proyecto llevado a cabo el curso pasado titulado "Reflexión y acción en materia de derechos humanos, salud global y equidad de género en la comunidad universitaria asturiana a través de la videocreación, el teatro social y el Aprendizaje y Servicio", desarrollado gracias a la colaboración de la Universidad de Oviedo, al apoyo de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo y la ONG Farmamundi.

En este primer proyecto se trabajó en el montaje de un vídeo para concienciar de los problemas de género en diferentes ámbitos y que fue difundido por Farmamundi. Además, los alumnos protagonizaron un taller de teatro social facilitado por Ana Ara y Bea Huber, del Colectivo de Mujeres de Matagalpa; se formaron en Aprendizaje y Servicio de la mano de Sonia Segarra y detectaron diferentes escollos en el ámbito de la salud desde perspectiva de género entre colectivos como las mujeres sin hogar, las migrantes embarazadas, y problemas como la depresión en las mujeres, la exclusión, tabús sobre la menstruación, inequidades en la libertad sexual, violencia sobre mujeres mayores, sobrecarga física y emocional o uso de anticonceptivos.

Para hablar de todo el trabajo del curso ayer se celebró en la Facultad la "Jornada de derecho a la salud y ciudadanía crítica", con la que los profesores pretenden "estimular a los alumnos para que participen de esta nueva metodología de trabajo", toda vez que "los resultados han sido muy buenos y todos hemos quedado satisfechos".

Tal y como apunta Noa Rodríguez, de Farmamundi, "el impacto ha sido muy positivo", dado que se trata de una nueva forma de aprender "de primera mano, con una aplicación inmediata", compartiendo experiencias entre los estudiantes y dando una dimensión práctica a la materia que se estudia en las clases. Por eso la ONG se ha comprometido a seguir dando difusión a las conclusiones de los futuros trabajos de los estudiantes con los colectivos menos favorecidos.