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El Albergue Covadonga alcanza el medio millar de usuarios, con repunte de familias

En verano llegaron una decena, la mitad en busca de asilo político, que es el perfil que más preocupa a la entidad, que supera los datos de 2018

Dos voluntarios, en el ropero del Albergue Covadonga. MARCOS LEÓN

Lejos de mejorar, los datos de atención a las personas desfavorecidas se dispararon el verano pasado. Ya con los datos cerrados, el Albergue Covadonga, el establecimiento de referencia de la ciudad para dar cobertura a quienes no tienen un hogar, han constatado un aumento del número de personas que han pasado por la casa.

Entre los meses de julio, agosto y septiembre de este año se atendió a un total de 483 personas, de las que 176 fueron inmigrantes (un 36 por ciento de los usuarios). El año pasado, en cambio, llegaron al Albergue 432 personas en el mismo periodo, con 92 inmigrantes contabilizados (un 21 por ciento).

Si el número de beneficiarios ha crecido, también lo ha hecho el número de estancias, el tiempo que se quedan las personas en el centro y que tiende a ser cada vez mayor, por la dificultad a la hora de mejorar sus condiciones. El pasado verano se registraron 6.110 estancias, frente a las 5.148 del mismo periodo del año pasado. Es decir, casi un millar más en apenas un año.

Y del mismo modo, también ha aumentado la media de comidas que se sirven en el comedor del Albergue Covadonga: han pasado de un promedio mensual de 6.082 desayunos, comidas y cenas en el año 2018 a 6.875 servicios al mes durante este verano, casi 800 menús más cada mes.

A esta situación se añade además, como recuerda la directora del Albergue, Cristina Avella, la llegada constante de familias en busca de refugio. En los tres meses de periodo estival el centro recibió a un total de 12 familias, de las que la mitad son solicitantes de asilo político y están en el Albergue a la espera de una plaza libre en otros recursos específicos. Proceden, sobre todo, de países como Ucrania, Rusia, Venezuela o Colombia, y suponen de nuevo una de las realidades que más preocupa a las entidades sociales de Gijón.

El año pasado el espacio destinado a familias en el Albergue estuvo a pleno rendimiento, después de que se acondicionaran dos habitaciones más estos perfiles familiares, en su mayor parte monomarentales y con una presencia cada vez mayor de extranjeros que huyen de sus países en busca de asilo. Las dos nuevas habitaciones se unen al apartamento con que ya contaba el centro, y también se ha acondicionado una sala de estar con televisión, microondas y nevera para que los niños puedan hacer los deberes, jugar y tener una vida lo más normalizada posible.

Un total de 50 niños se vieron obligados a pernoctar en las instalaciones a lo largo del 2018, una cifra nunca vista hasta ahora. Lo hicieron acompañados de sus familias, en muchos casos compuestas por un único acompañante adulto. Una cifra que va al alza, toda vez que el año pasado pasaron por el Albergue 30 familias. En apenas tres meses se ha alcanzado la mitad de esta cifra, y se prevé que sigan al alza.

Las familias pueden ser derivadas al Albergue desde cualquier servicio social público o privado y también llegar por iniciativa propia. Una vez que llegan al centro, se les explica el funcionamiento y condiciones de estancia, que en principio sería de quince días inicialmente, salvo que sea necesario prorrogarla por causas debidamente justificadas. Una vez instalados, el Albergue les provee de todo lo preciso para satisfacer sus necesidades básicas, y con los Servicios Sociales Municipales y las familias se inicia un proceso de intervención.

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