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Picaresca en La Camocha

La familia de la mujer cuyo desahucio se frenó ocupó hasta cuatro viviendas de forma ilegal, según la concursal de la mina

Vecinos y familiares, a la puerta de la casa el día del desahucio. ÁLEX ZAPICO

"Picaresca". Con esta palabra define la administradora concursal de Mina La Camocha la forma en la que actúan algunos de los inquilinos del poblado minero. Es el caso, según explican desde la entidad, de una septuagenaria con una orden de desahucio que entre vecinos, familiares y activistas lograron parar a finales de septiembre. La "mala fe" con la que muchos criticaron que actuaba la administradora concursal contrasta con esta otra visión de la realidad.

Según se extrae de un documento signado por la entidad, la mujer y su familia ocuparon de forma ilegal hasta cuatro viviendas de la barriada. El primero de ellos, el que es objeto de desahucio, un piso cuya cesión arrendaticia correspondía a su esposo y que, tras la muerte de este, se subrogó en su persona. Ante la sospecha de que la vivienda estaba ocupada "por personas distintas a los titulares de los contratos" se le solicitó cierta información de la que se extrajeron varias conclusiones. De un lado, que además de ella estaban allí empadronados tanto su hija como otro hombre. De otro, que la septuagenaria debía 533,23 euros de IBI y, por último, que "no había ingresado renta alguna durante los años 2015 y 2016", procediendo a realizar esos pagos de forma "claramente extemporánea", con lo que el juzgado dictó la orden de desahucio.

No es el único dato llamativo que se extrae del documento. En el texto signado por la administradora concursal se explica que la hija de la mujer "viene ocupando sin título legal alguno" la vivienda contigua a la de su madre, perteneciente a un hombre fallecido en 1998 sin que se procediese a notificarlo a Mina La Camocha. La concursal asegura que "en breves fechas se iniciarán contra ella acciones judiciales".

No acaba ahí la cuestión. El tercer hombre que residía en la vivienda de la septuagenaria, junto con otra mujer, procedieron igualmente a ocupar el piso de un jubilado que había vuelto a su lugar de natal, que dejaron al ser instados a ello. Además se recoge que otro de los hijos de la septuagenaria había ocupado una cuarta vivienda "pintando la casa con intención de vivir en ella". Una vivienda que tuvo que ser tapiada.

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