"¿Por qué no se conoce la historia de los asturianos represaliados por los nazis?". Con esta pregunta puso en situación a los presentes el historiador Antonio Muñoz Sánchez durante su conferencia en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón de este pasado lunes. La respuesta, casi un lamento, está en que "la desmemoria es la peculiar forma con la que Asturias afronta su traumático pasado, su estrategia es la de la avestruz y el silencio", aseguró el profesor de la Universidad Rovira y Virgili, de Tarragona que ha logrado confirmar la existencia 186 asturianos -28 de ellos gijoneses- que vivieron en los campos de concentración y exterminio repartidos por la Alemania del III Reich.

El historiador ejemplificó ese olvido con imágenes de algunos de los asturianos represaliados junto a otros rostros más conocidos de las víctimas nazis, como Lluís Companys o Ana Frank. ¿Por qué a los asturianos no? "El exilio no está en el imaginario colectivo, no forma parte de nuestra identidad; nos resultan ajenos", reflexionó.

Es por ello que durante su charla, Antonio Muñoz trató de combatir el olvido, poniendo nombre, apellidos e imagen a esas víctimas que sus propios paisanos han olvidado al tiempo que criticó la desidia del Principado de Asturias por elaborar un registro de represaliados como tienen otras comunidades como Cataluña, Aragón o Galicia. "Aquí avanzamos a trompicones en memoria histórica".

En su intervención contó con la ayuda de Balbina Rebollar, hija de Evaristo, al que los nazis atraparon durante la invasión en Francia, que trató de arrojar luz a la historia de su padre, natural de Tazones, pero que acabó sus días en la parroquia gijonesa de Roces. Él, como otros muchos asturianos, estuvieron en los campos de Mauthausen, Buchenwald, Sachsenhausen, Dachau o Neuengamme, donde se tiene constancia de asturianos a los que obligaron los nazis construir un descomunal sistema de fortificaciones para impedir la invasión aliada. Asturianos a los que Antonio Muñoz quiere sacar del olvido.