La sal marina es algo más que nitrato y fosfato. Es lo que trató de explicar ayer la bióloga Renate Scharek durante las jornadas de puertas abiertas en el Centro Oeanográfico de Gijón con una conferencia que llevaba por título "La sal del mar y otras cosas disueltas". Scharek, que participó en el proyecto de caracterización ecológica del área marina del sistema de cañones submarinos de Avilés, detalló que la sal juega un papel fundamental en la evaporación de los océanos, y sin ese proceso "no existiría la vida en la Tierra".
El 70% de la superficie de nuestro planeta es agua. Sin embargo, la práctica totalidad del recurso azul disponible en nuestro planeta es agua del mar (97%), por lo tanto, salada. Es fácil deducir que la mayor parte de ese agua que se evapora, sube hasta la atmósfera y se precipita en forma de lluvia procedente de los océanos. Y ese agua dulce es el que facilita que la vida en la Tierra sea como es hoy, concluyó Scharek.
La investigadora, que lleva 15 años vinculada al centro de investigación gijonés, destacó que la observación por satélite resulta hoy de gran ayuda para el seguimiento de los ecosistemas marinos. "En la gran escala, los satélites nos permiten observar qué está pasando", indicó. Scharek también ha participado en el desarrollo del proyecto "Radiales" que monitoriza el estado oceanográfico y del plancton de la costa atlántica del Norte de España. "Es muy importante para el Cantábrico tener series temporales de datos y también a escala europea", señaló. Junto al programa de conferencias, a lo largo de los últimos días los niños que han pasado a lo largo de los últimos días por el Oceanográfico en el marco de la Semana de la Ciencia han tenido la oportunidad de conocer qué son los microplásticos, en qué productos aparecen y cómo afectan al medio marino, tanto a la cadena trófica como a nivel de contaminantes. Igualmente se les explicó qué tipos de material hay entre las basuras marinas.
