Cuando un bebé prematuro hace sus primeros contactos piel con piel con sus progenitores envuelto en una manta, los hospitales deben tirar de inventiva para evitar que pierdan temperatura, porque es casi imposible encontrar en el mercado gorros que se adecuen al tamaño de un pequeño de setecientos gramos. Por ello, hace algo más de un año, el equipo de enfermería de Cabueñes lanzó su denominado "Proyecto Gaela", que anima a voluntarios a tejer a mano pequeños gorros de lana con unos patrones de medida y diseños específicos. El programa, ahora, goza de tanto éxito que hasta Gijón llegan paquetes enviados por desconocidos de fuera de la región, en muchos casos acompañados de mensajes de ánimo y suerte para los padres de los afectados.

El número de donaciones ha ido subiendo tanto que el hospital ha decido ampliar el abanico de beneficiados, que se limitaba a los nacidos con menos de 32 semanas de gestación y que ahora alcanza hasta la semana 36. "Cuando nace un niño de este tipo los padres se asustan mucho y su familia y amigos no se atreven a darles nada. En muchos casos, este gorro es el primer regalo oficial. Además de ser muy útil, es un símbolo", explican desde el hospital.