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Repuntan los accidentes laborales en centros sanitarios y asilos

La siniestralidad en horario de trabajo, que se cobró dos vidas el año pasado, se incrementa un 25% desde 2013, época de crisis

Pasillo de Urgencias en Cabueñes. MARCOS LEÓN

Superada en parte la crisis económica, el ligero aumento de las contrataciones está incrementando también los balances de siniestralidad laboral. El año pasado Gijón registró 3.124 incidentes de este tipo, la inmensa mayoría producidos durante la propia jornada laboral (menos de un 15% se produjeron "in itinere") y casi en su totalidad revistieron un carácter leve. Se cobró, no obstante, la vida de dos personas, ambos empleados del sector transportes, y dejó heridos graves a otros 17, en su mayoría trabajadores del sector de la industria. Destaca, además, el continuo aumento de los accidentes laborales por parte de empleados del sector sanitario y contratados en residencias de ancianos y de usuarios con necesidades especiales. Sumaron el año pasado 254 incidentes, casi todos leves, pero supuso un incremento de más del 50% frente a los 164 que se habían acumulado a inicios de la década y suponen ya cerca del 10% del total de percances.

El análisis de los datos por categorías de actividad prueba que la segregación laboral por sexo sigue vigente. Los accidentes más frecuentes entre las empleadas gijonesas se centraron en 2018 en los sectores del comercio al por menor, servicios de comidas, asistencia en residencias, centros sanitarios y servicios domésticos y de jardinería. En el apartado masculino, sin embargo, los sectores más peligrosos fueron los de la metalurgia, el transporte, la construcción y la fabricación de maquinaria. El riesgo de estas últimas categorías explica también que de los 2.711 accidentes producidos durante la jornada de trabajo 1.857 afectasen a varones y solo 854 a mujeres. También ellos sufrieron el mayor número de accidentes graves (once de trece) y los dos casos mortales.

La balanza, sin embargo, se inclina al revés en los accidentes producidos durante el desplazamiento hacia el puesto de trabajo. Aquí las mujeres protagonizaron 243 de los 398 incidentes registrados, aunque solo una quedó herida grave (a los que hay que sumar tres varones) y ninguna falleció.

El repunte de la siniestralidad en el sector de los cuidados, por tanto, les afecta más ellas: 124 de las accidentadas trabajaban en un establecimiento residencial y 89 en un centro sanitario. Si se compara con categorías masculinas, el número de mujeres que sufrieron un accidente laboral en su empleo como trabajadoras de residencias es más alto que el de varones heridos en el sector de la metalurgia y en el de la construcción. Empleados del entorno sanitario suponen que buena parte de estas bajas laborales se debieron a lesiones musculares por sobresfuerzo físico y caídas, pero alertan también del aumento de casos de "burnout", que se suele traducir al castellano como "síndrome del trabajador quemado" por estrés y ansiedad.

En general los accidentes laborales en la ciudad no han dejado de aumentar desde los últimos nueve años. En 2012 se habían registrado 2.540 percances (casi ochocientos menos que en el año anterior) y desde entonces la ciudad ha ido sumando un par decenas cada año en casi todos los sectores laborales. El nivel de mortalidad, sin embargo, continua a la baja. Salvo los siete gijoneses que perdieron la vida en 2013, la ciudad oscila entre dos y cuatro fallecidos cada año desde inicios de la década.

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