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Paco Abril se vuelve Paquitín

El escritor gijonés alumbra "Reflexiones de bebés anónimos", una colección de "articuentos" en los que niños pequeños aleccionan a los mayores

Por la izquierda, Francisco García, Paco Abril y Marino Pérez, en la presentación del libro. JUAN PLAZA

Marino Pérez Álvarez, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, que es hombre sabio, reflexiona en voz alta y dice que los niños "maman los cuentos", que considera elementos esenciales "de la formación básica en convertirse en adultos". Y añadió que hay libros "inútiles", como el que en la tarde de ayer se presentó en la Escuela de Comercio, del que es autor el escritor de literatura infantil Paco Abril, y que lleva por título "Reflexiones de bebés anónimos". Y en el que el catedrático ejerce de prologuista.

Lo que podría parecer una acerada crítica -calificar el librillo de Abril de "inútil"- es más bien un halago de Marino, que recurrió al oxímoron para destacar las ventajas de esa inutilidad: la de la literatura y las humanidades "que se desprecian en un sistema educativo frente a las enseñanzas prácticas e inmediatas". Los cuentos, sentenció el autor del prólogo, "nos donan habilidades que lamentablemente se están perdiendo".

El nuevo libro de Paco Abril reúne una treintena de narraciones breves que fueron publicadas en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA durante otras tantas semanas y que ahora conforman un cuerpo común de deliciosa lectura, como explicó Francisco García, director de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón: "El libro es delicioso porque está para comérselo, como los carrillos sonrosados de un bebé. Se trata de un libro dulce, esponjoso como una nube de azúcar, con la frescura de la fruta recién cortada, con el sabor agradable de un helado de vainilla".

Recurriendo a la ficción, el autor presta su voz a bebés -niños y niñas de muy temprana edad-, que explican cómo ven el mundo de los mayores, "consiguiendo fabular lo inefable", en palabras de Marino Pérez, "sin infantilizar pero poniendo de manifiesto su enorme saber literario sobre la infancia. El catedrático de Psicología recurrió hábilmente al juego de palabras para explicar que este ligero y divertido y a la vez profundo "Reflexiones de bebés anónimos" es un libro "de saber y de sabor, que sabe a poco y a Paco".

El autor recitó en el inicio de su parlamento su versión del poema "La oreja verde" del italiano Gianni Rodari, para explicar la capacidad auditiva tan peculiar de la que hay que disponer para saber escucharla voz de los más pequeños. "Como Nabokov, oigo voces. Unas voces que me decían 'imagínanos; mientras no nos imagines, no existiremos'. Esa facultad imprescindible se encuentra en la oreja verde", señaló el escritor.

Experto en el mundo infantil, Abril defendió que su nuevo libro es para mayores y también pequeños, "pues la buena literatura infantil es aquélla que pueden leer los niños", señaló. No es una obra de autoayuda, como explicó con acierto Marino Pérez: "Los libros de autoayuda sólo ayudan a complicar la vida". Asintió el escritor, que en palabras de Francisco García "cuanto más mayor se hace más niño se vuelve, como si fuera un Benjamin Button de chaqueta de pana y sombrero de fieltro", para aseverar que los bebés llegan "sin libro de instrucciones; no existe la carrera de padre y madre".

En las postrimerías del acto, Abril leyó entre aplausos dos de los "articuentos" que ya habían cobrado antes vida en el periódico, "un edificio de papel que se argamasa en la arcilla que compacta los ladrillos de la noticia pero que se mantiene más erguido y firme cuando sujeta su techumbre sobre columnas independientes. Y lo que escribe Abril es literatura infantil que dignifica los contenidos del papel de prensa, frecuentemente secuestrado por la información política o la crónica negra de la truculencia", en palabras del director de la edición gijonesa del diario.

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