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RUBÉN VELASCO | Maestro de Educación Especial

"El diagnóstico del autismo define un punto de partida, no un techo de cristal insuperable"

"La escuela está pasando de considerar la diversidad como un problema a entenderla como un reto, y espero que como una oportunidad"

"El diagnóstico del autismo define un punto de partida, no un techo de cristal insuperable" JUAN PLAZA

Rubén Velasco es maestro en el Centro de Educación Especial San Cristóbal de Avilés, después de pasar por el centro de Castiello de Bernueces. Ayer acudió al Centro de Atención a la Diversidad Funcional Koa para impartir una sesión con padres para dotarles de herramientas de ayuda.

-¿Están los padres y madres preparados para los diagnósticos de diversidad en sus hijos?

-Es complicado porque cada vez más asumimos la diversidad en nuestra vidas, y vamos estando preparados para considerar y tener en cuenta diferentes realidades, pero asumir un diagnóstico de diversidad, más si nos referimos a una consideración de discapacidad, es un proceso duro y doloroso. En las etapas iniciales de un niño o niña como padres no queremos pensar en que nuestro hijo o hija sea diferente, no por lo que puede suponer el salirse de la norma, sino por las dificultades que presuponemos que se va a encontrar en base a esa dificultad. Iniciamos el viaje de la maternidad y la paternidad pensando en un destino y adaptarse al cambio de destino puede ser duro.

-¿Y los docentes?

-La escuela va poco a poco asumiendo la diversidad como algo intrínseco del sistema, no hay otra opción. Estamos en una sociedad muy cambiante, con muchas y diferentes realidades, y la diversidad forma parte de ella. Se van dando pasos... hace años hablábamos de integración, ahora de diversidad y de inclusión y espero que en un futuro hablemos de convivencia. Poco a poco la escuela está pasando de considerar la diversidad como un problema, a entenderla como un reto y espero que en un futuro como una oportunidad. Son cambios que se tienen que dar en el sistema, y lleva su tiempo. Lo malo es que por medio hay personas, que en muchas ocasiones sufren los déficits del sistema, y eso no debería darse.

-¿Cómo abordar esa diversidad desde el ámbito doméstico y desde el aula?

-Con trabajo, actitud e ilusión. Revisar nuestras prioridades y ajustar las expectativas. En muchas escuelas si preguntas a las familias qué desean para el futuro de sus hijos te contestarán que un buen trabajo, dinero, salud... En mi escuela, un centro de educación especial, te contestarán que lo que desean es que sea feliz. ¿Acaso no debería ser ese el objetivo de todas las escuelas, tener niños felices? Una revisión de prioridades seguramente llevará a esa reflexión. Cuando la diversidad la analizas desde ese prisma la cosa cambia, te adaptarás al ritmo de cada niño, porque cada niño tiene unas prioridades, unos intereses, unas capacidades, unas tareas que le motivan. La escuela tendrá que evolucionar para poder adaptarse a tantos ritmos.

-¿Está estigmatizado el autismo?

-Pues un poco quizás sí. El Trastorno de Espectro Autista (TEA) es un discapacidad no visible en muchas ocasiones; en la cola del supermercado "solo vemos al niño caprichoso que está montando un jaleo a su familia" y no vemos el sufrimiento que hay para el niño ante un entono que en ocasiones es muy agresivo para él, cientos de estímulos que no puede gestionar, normas sociales que no alcanza a entender. Aún tenemos asociado el "autismo" con los estereotipos de las películas.

-¿Falta formación a los profesionales de la docencia?

-Siempre es necesario formarse, un docente no debe conformarse con saber lo suficiente así que siempre faltará formación. En Asturias hay muy buenos profesionales formados en TEA, pero la mayoría de especialidades afines. Creo que falta más formación de docentes generalistas. Todo el profesorado debe conocer herramientas y estrategias para trabajar con este alumnado, no solo los especialistas de pedagogía terapéutica y audición y lenguaje, orientadores...

-¿Cuáles son las herramientas clave para abordar las dificultades que vayan surgiendo?

-Desde mi punto de vista, la más crucial es la coordinación entre familia, escuela y profesionales y una buena programación basada en la persona. En el caso de las personas con TEA estar muy atentos a sus intereses y utilizarlos como punto de partida. Adecuar el entorno para que sea manejable para ellos y no perder de vista que el TEA forma parte de su condición.

-¿Hay margen de mejora aplicando esas herramientas en el desarrollo de los niños?

-Hay mucho margen de mejora, aunque cada niño o niña con TEA es diferente, hay que creer en el potencial de cada uno. El diagnostico define un punto de partida, no un techo de cristal no superable. Podemos presuponer un montón de cosas en base al diagnóstico, pero no deben ser freno a la hora de fijarse metas. Indudablemente habrá niños y niñas que lleguen a unos niveles y otros que tengan más dificultades, pero que esos techos los vayan fijando ellos, no nuestras falsas creencias.

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