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Diecisiete ancianos, en riesgo de quedarse en la calle por el cierre de un geriátrico en Gijón

"Si los cambian de residencia, los matan", asegura la propietaria, que culpa a "una cuestión burocrática" de la posible clausura del centro de Monteana

Usuarios del centro, ayer por la tarde. MARCOS LEÓN

Las fiestas navideñas se pueden convertir en un trago amargo para diecisiete ancianos y sus familias. Los mayores son usuarios de una residencia de ancianos sita en la parroquia de Monteana que, debido a "una cuestión burocrática", según la dirección del centro, podría verse obligada a cerrar. Una situación que dejaría a los ancianos en una situación comprometida. Desde el gobierno del Principado se comprometen a buscar vías para su reubicación, probablemente en la residencia mixta de Gijón. Una decisión que, en palabras de María González, dueña del geriátrico, "sería matarlos".

González explica que "es gente muy mayor, que lleva casi una década con nosotros, y cambiarlos de residencia sería muy perjudicial para ellos porque necesitan un trato más familiar y personalizado, como el que hacemos aquí", ahondando en que "ya tienen sus costumbres aquí, conocen al personal, el entorno y sus compañeros". Se trata de 16 mujeres y un hombre que "están encantados aquí", como enfatizan sus familias, contrarias al cierre y que acaban de comenzar una recogida de firmas para evitarlo, además de intentar ponerse en contacto con las administraciones correspondientes.

La situación colea desde hace más de un año, cuando la administración hizo un requerimiento al centro para la presentación de unos documentos, que se presentaron mal y fuera de plazo, según explican desde la dirección del centro. Una situación que derivó en un proceso judicial que está cerca de terminar y que podría abocar al geriátrico a su cierre. "No entiendo cómo por una cuestión de forma, no de fondo, se puede echar a 17 ancianos y dejar en la calle a seis trabajadores", explica González, que remarca que "no hay ningún tipo de denuncia y los abuelos están muy contentos y bien atendidos".

Un trato cercano

Así lo confirma también Ignacio Serrano, trabajador del centro: "Aquí les damos un trato cercano y reubicarlos, después de tantos años aquí, sería un coste humano muy grande", remarcando que "están acostumbrados a estar aquí y, a su edad, les iba a costar mucho acostumbrarse a otro sitio". La mayoría de los ancianos del centro no están al tanto de la situación "para no preocuparlos". Todo lo contrario que los trabajadores, que tienen miedo de quedarse en la calle: "sería una faena y más coincidiendo con estas fechas", confirma Serrano.

También la asociación vecinal, encabezada por José Ramón Pérez Cotarelo, apoya la continuidad de la residencia. "Los usuarios son casi todos de por aquí. Si cierran esto, ¿qué nos queda?", enfatiza el dirigente vecinal.

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