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Especies exóticas que llegan de polizones

Investigadores de la Universidad de Oviedo abogan, tras un estudio en El Musel, por legislar la restricción de entrada de barcos por riesgo biológico

Por la izquierda, Yaisel Juan Borrell Pichs, Eduardo Dopico, Marlene Bartolomé y Horacio Montes.

"Debería haber monitoreos establecidos de manera obligatoria para los barcos que entran (en los puertos), para testear el agua de lastre y el casco de los barcos y no permitir la entrada de los que puedan estar viniendo con especies que tengan un potencial invasivo tremendo". Yaisel Juan Borrell Pichs, profesor de genética del departamento de biología funcional de la Universidad de Oviedo, reclamaba ayer de este modo que se legisle para frenar la invasión de especies exóticas, que llegan a los puertos en el agua de lastre o pegadas al casco de los buques. Borrel es uno de los investigadores de la Universidad de Oviedo que han desarrollado en los últimos tres años el proyecto Blue Ports, con el apoyo de la Autoridad Portuaria de Gijón. Ayer se presetaron sus concluisiones en un taller que se celebró en dependecias del Puerto.

Con este proyecto se estudió la situación de El Musel en cuanto a invasiones biológicas, detectándose varias especies de briozoos, algas y ostras exóticas. El Puerto dio todas las facilidades, pero la investigación no estuvo exenta de dificultades. "A algunos barcos les pedimos autorización para que te dejaran muestrear agua de lastre y muy pocos la dieron. A 22 barcos le pedimos autorización para que nos dejaran muestrear los cascos y sólo tres la dieron. El motivo es que no hay medidas políticas para que eso sea obligatorio en los puertos", explica Yaisel Borrell.

La situación va a cambiar parcialmente, ya que con la entrada en vigor de la convención de agua de lastre "es prácticamente obligatorio que te dejen muestrear". En todo caso, este investigador de la Universidad de Oviedo insiste en que "las autoridades deben tomar medidas" ya que la colonización de especies exóticas es "el segundo problema en dimensión para la biodiversidad a nivel mundial, después del cambio climático".

Borrell resalta que El Musel "está siendo pionero" con el apoyo a la investigación que han realizado desde las áreas de Biología, Marina Civil y Pedagogía de la Universidad de Oviedo.

En el caso del puerto gijonés, no han aparecido demasiadas especies exóticas y lo que toca es "prevenir es que pueda convertirse en un problema como se ha convertido en el Mediterráneo", para lo que el proyecto continuará con muestreos todos los años de las aguas y el fondo de El Musel, para detectar de manera temprana la aparición de nuevas especies invasoras.

Respecto a las especies exóticas que ya han sido detectadas en El Musel, no todas tienen su origen probable en el tráfico marítimo, señala este profesor universitario. Algunas se han expandido después de su introducción en Asturias para la acuicultura. Ese es el caso de las ostras japonesas, que actualmente se cultivan en el Eo. Más peligroso que las especies que se usan para la acuicultura, son otras que llegan asociadas a las mismas sin ser detectadas cuando se cultivan.

Los profesores de Marina Civil que participan en el estudio analizan el origen de los barcos que llegan al Musel. Los puertos más peligrosos desde el punto de vista biológico son aquellos de los que proceden los grandes graneleros que traen mineral de hierro y carbón a Gijón. Sin embargo, estos barcos llegan cargados, sin agua de lastre.

Desde el punto de vista operativo, los barcos que sí vienen lastrados porque llegan a Gijón a cargar mercancía, son fundamentalmente los cementeros y los mercantes que cargan productos siderúrgicos, pero suelen proceder de puertos menos sensibles desde el punto de vista de riesgo biológico. De ahí, que "los puertos de mayor riesgo son los de procedencia de los buques cementeros que suelen ser los de Galicia y alguno de las islas británicas", según el estudio realizado con los datos de tráficos portuarios entre 2004 y 2017, explica la profesora de Ciencia y Tecnología Marina y subdirectora de la Escuela de Marina Civil, Marlene Bartolomé.

Tanto Bartolomé como el también profesor de Marina Civil, Horacio Montes, ven poco riesgo de invasiones biológicas en El Musel por la cercanía de los puertos de los que suelen llegar lastrados los barcos.

Montes apunta que con el proyecto Blue Ports se busca prevenir la llegada de especies invasivas, algo que pasa por la gestión de las aguas de lastre.

El convenio de gestión de aguas de lastres, de la Organización Marítima Internacional, está en vigor desde 2017. "Al principio, los barcos tenían que hacer un cambio de aguas de lastre en alta mar y hoy en día la mayoría de los barcos ya tienen instaladas plantas de tratamiento de aguas de lastra para controlar el tamaño y la cantidad" de potenciales especies invasoras, explica Marlene Bartolomé. Algo que se suele hacer mediante el uso de infrarrojos para tratar el agua de lastre antes de devolverla al mar.

En cuanto a las especies que se pegan a los cascos, la prevención pasa por el uso de pinturas especiales en los mismos, además de la limpieza que se suele hacer a un barco, que cada cinco años suele entrar a astillero para su mantenimiento. "Los primero interesados en que un casco esté limpio son los navieros, porque así el barco consume menos combustible", señala Montes.

El proyecto fue divulgado en colegios y en la Universidad Popular de Gijón, explica Eduardo Dopico, profesor del departamento de Educación de la Universidad de Oviedo.

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