Un joven de 26 años y con antecedentes fue detenido el pasado sábado acusado de un presunto delito de abuso sexual. Su víctima, una vecina de El Llano de 62 años, fue abordaba por la espalda cuando trataba de abrir la puerta de su portal. El agresor le metió las manos por debajo de la falda sin su consentimiento y echó a correr cuando la afectada comenzó a pedir ayuda a gritos. Por suerte, un vecino de la zona y un camarero escucharon la llamada de auxilio y no dudaron en correr detrás del responsable mientras alertaban de lo sucedido a la Policía Nacional. Le dieron caza y lo retuvieron hasta la llegada de los agentes, que lo detuvieron en el acto.

Según informa el parte policial, los hechos ocurrieron en la noche del pasado sábado en el barrio de El Llano. La víctima estaba entrando en su portal cuando notó que alguien la empujaba por la espalda, probablemente para entrar con ella a la fuerza hasta el rellano. La puerta no se llegó a abrir, pero el joven no se dio por vencido y empezó a abusar sexualmente de la afectada, metiéndole las manos por debajo de la falda. La mujer, comprensiblemente aterrorizada, empezó a pedir ayuda a gritos, sobre todo porque el agresor no se mostraba en absoluto nervioso y, al contrario, se reía viendo su cara de temor.

Cuando la agredida empezó a dar voces, sin embargo, el joven temió que le pillasen y echó a correr, pero ya era tarde: dos residentes de la zona ya habían escuchado la llamada de auxilio. Eran un peatón y un camarero de un bar cercano, que fueron corriendo hasta ella y, después, echaron a correr detrás del detenido. Su actuación fue vital: informaron en tiempo real a los agentes de las calles por las que estaba huyendo el agresor mientras lo perseguían y, antes incluso de que llegasen, le dieron caza y lo retuvieron hasta garantizar su detención.

El arrestado es un vecino de Gijón con antecedentes por delitos de tráfico y por falsificación, aunque no constan en su expediente condenas por actos delictivos de este tipo. La víctima, aunque sigue muy nerviosa por lo ocurrido, resultó físicamente ilesa. Lo sucedido, a ojos de los colectivos feministas, parece dejar claro dos cosas: que atribuir cualquier atisbo de responsabilidad a las víctimas de abusos y agresiones sexuales es un sinsentido y que la concienciación social puede, literalmente, salvar vidas. Según Tini Navas, de la Plataforma Feminista de Asturias, "allí donde hay una mujer surge un reclamo para agredirla y para invadir su intimidad". "Puede que la impresión que hubiese causado este caso si la víctima tuviese menos años y llevase escote hubiese sido distinta. Y a la vista está que sufrir una agresión no depende de la edad que tengas", aclaró. Aplaudió, además, la actuación de los dos testigos de los hechos. "Cada vez hay más hombres que asumen que la masculinidad no tiene nada que ver con el abuso y empiezan a plantar cara a los que sí lo piensan. Eso sí, ahora también hay machistas que estaban escondidos y, por la nueva situación política, resurgen como cucarachas", matizó. Blanca Esther Aranda, de Mujeres Progresistas, también puso el foco en la actuación de los dos varones: "Es una buena noticia, en estos casos no es raro que la gente se lo tome a broma y mire para otro lado".