En un respetuoso silencio, cerca de un centenar de personas despidieron ayer a la joven de 17 años que se precipitó al vacío el pasado viernes desde la torre de la Laboral. Fue una ceremonia íntima y breve, sin lecturas frente al público, en la que el propio sacerdote reconoció haber dudado en la forma con la que abordaría su propia intervención.
Resultó llamativa la gran cantidad de asistentes jóvenes, muchos de ellos estudiantes universitarios, que esperaron hasta el término de la celebración de la palabra para abrazar al hermano de la fallecida, un joven de 23 años que, aunque reside con sus padres en Palencia, mantiene una estrecha relación con compañeros de la zona por tratarse de la ciudad de origen de su madre, que también estuvo arropada de decenas de conocidos. Se mantuvo arropada siempre por su marido, y aunque ninguno de los dos quiso pronunciarse en alto para agradecer la presencia del gentío, sí lograron dedicar algún gesto de afecto tras terminar la ceremonia en El Lauredal.
El sacerdote encargado de oficiar el acto, por su parte, adaptó sus lecturas para, según explicó, poder arropar de igual manera a creyentes y ateos, consciente de que parte de los presentes no profesaban la fe cristiana. "El sentido real de la muerte no la ha sabido explicar la ciencia ni la filosofía, pero tampoco la religión", reconoció, añadiendo: "Puede que la tercera ayude a interpretar hechos como éste como algo más esperanzador que trágico, pero para los no creyentes esto también debe animarles a recordar a la joven con alegría y no con tristeza".
T. A. M., de 17 años, se separó de su familia en la tarde del pasado viernes para, según la información recabada por la Policía Nacional, quedar con unas amigas. En cambio, acudió sola a una de las visitas guiadas hasta el mirador de la Laboral y una vez arriba, a unos 100 metros de altura, se arrojó al vacío. Dejó una nota para facilitar el contacto de su familia y falleció en el acto. El sacerdote, ayer, recomendó a los asistentes "no darle vueltas para intentar comprender por qué hizo lo que hizo", sino recordarla en sus momentos buenos y "tratar de buscar consuelo los unos en los otros".
Con la joven, en la ciudad tres personas se han precipitado al vacío en apenas una semana. Este último caso, además, ha puesto sobre la mesa el debate del sistema de seguridad en la Laboral, que tenía como precedentes a los dos paracaidistas que lograron saltar desde la torre el pasado octubre sin que nadie les viese.