Gijón cuenta con población de 71.109 personas con más de 65 años, lo que supone 1.174 personas más que en el 2018 y deja bien a las claras la alta tasa de envejecimiento poblacional. De ellos, 22.605 tienen más de 80 años, y 122 tienen más de cien años. Muchos viven solos.

Ante este panorama, el Ayuntamiento se ha propuesto diseñar un plan de actuación sobre un diagnóstico previo y las aportaciones de las propias personas mayores. El diagnóstico fue presentado ayer como parte del proyecto en red de ciudades amigas de las personas mayores, y una de las medidas que proponen los expertos y que Bienestar Social asume como fundamental es la elaboración de un censo de mayores, para saber en qué situación se encuentran y luchar contra la lacra de la soledad no deseada.

Así, se plantea la creación de un fichero o censo por parte de la administración pertinente que recoja el número de personas mayores de 70 años que viven solas y dinamizar su participación a través de la figura de mediadores o enlaces que pongan en contacto a estas personas mayores con la oferta de participación ciudadana.

Del mismo modo, se quiere evitar "la institucionalización de los mayores", o lo que es lo mismo, que pasen a vivir en residencias y equipamientos específicos en los casos en que no sea necesario. Los expertos plantean "evitar que las personas mayores que se encuentren cómodas en su barrio lo abandonen por motivos de accesibilidad", promocionando programas de alquiler de viviendas para poder acceder a una vivienda accesible , incrementando las subvenciones para la eliminación de barreras en las comunidades vecinales y en el hogar y "promoviendo la existencia de modelos alternativos a la vivienda en propiedad, como la posibilidad de permutar la vivienda antigua por una vivienda adaptada en alquiler y la promoción del cohousing como alternativa habitacional", señalaron ayer las sociólogas Carmen López-Cortijo y Beatriz Gala en la presentación.

Así, se apuesta por la construcción de viviendas tuteladas o compartidas para personas mayores con el foco puesto específicamente en los mayores de 80 años, "edad a la que las personas mayores se vuelven invisibles y se aíslan y terminan autoexcluyéndose", advierten las sociólogas.

Las personas mayores "echan en falta un mayor reconocimiento a su sacrificio y dedicación", recalcan, y por ello también se propone potenciar las actividades intergeneracionales, así como incluir el servicio de Sereno diurno para generar mayor sensación de seguridad.