Hasta hacer volar un pequeño avión de papel se antojó ayer como una fiesta en la primera sesión de Mercaplana, la tradicional feria navideña de ocio infantil. Mientras que la tradicional granja de animales anduvo de capa caída por las fuertes rachas de viento, en buena parte de los talleres bajo techo ya había colas apenas unas horas después de inaugurarse la nueva edición, que contó con especial buena acogida en el circuito de karts vigilado por agentes de la Policía Local (que aprovechan para enseñar a los pequeños conductores las normas básicas de circulación) y en los diversos talleres de pintura, manualidades y pequeños aparatos de robótica.

Las dos grandes novedades de este año son unos simuladores virtuales de vuelo en ala delta y carrera de coches, así como una pequeña escuela de circo que ha instalado grandes pórticos de tela en el techo para poder hacer juegos acrobáticos en el aire. Según el responsable del taller, Rubén Alonso, las habilidades psicomotrices para este tipo de actividades ya están desarrolladas a los 4 años y potencian el desarrollo del equilibrio y fuerza muscular de los pequeños, aunque por seguridad en Mercaplana no se permitirá realizar saltos mortales ni volteretas fuera del espacio de colchonetas.

Los padres más nostálgicos se entretenían ayer en la zona de videojuegos, que ha reservado un espacio con máquinas recreativas de los años 80 y algunas consolas de coleccionista, como la clásica Super Nintendo, con juegos que actualmente han quedado denostados por su baja calidad de imagen pero que en su época fueron un éxito de ventas, como el "Street Fight".

Echando la vista aún más atrás, la empresa municipal de transportes se ha traído un vehículo de una de las primeras flotas de autobuses de la ciudad, capitaneado por un simpático conductor encargado de recordar a los viajeros que, hasta hace no mucho, buena parte de los vehículos públicos no estaban adaptados para usuarios con movilidad reducida ni se tenía en cuenta el impacto contaminante de los motores.

Si el recorrido se hace en orden, desde el autobús de Emtusa la comitiva acaba adentrándose en un túnel que simula un viaje en el tiempo al Gijón del año 2040, donde la ciudad es "un gran pulmón verde" que ha centrado toda su industria en las energías renovables. Es el stand central del Ayuntamiento de Gijón en Mercaplana y pretende, según aclaró ayer la alcaldesa Ana González, ser un elemento tanto de ocio como de concienciación. "Los niños que vengan aquí a jugar serán los que gobiernen el Gijón de 2040. El futuro que vemos aquí ya no es ciencia ficción, es una realidad positiva de lo que queremos que sea un Gijón más limpio y sostenible", defendió. Otro taller para estimular conciencias es el del Acuario de Gijón, que ha creado un llamativo "fondo marino" ficticio con grandes montañas de plástico y basuras, juegos laberínticos con neumáticos y un estómago de ballena dibujado en una de las paredes para ilustrar el daño que provoca a la fauna marina la dejadez en el reciclaje.

A la entrada de este stand también hay un contenedor de arena con un proyector que simula el océano con luces azuladas. El aparato, que detecta los movimientos, puede prever los gestos de los niños y ayudarles a comprender, por ejemplo, cómo erupciona un volcán.

Pero parece que los más pequeños siguen apreciando más las costumbres.

El taller de papiroflexia era ayer uno de los espacios con más carcajadas del recinto, -aunque no todos los diminutos aviones consiguieron echar a volar-, no quedaban sillas libres alrededor de las mesas de manualidades con pintura y pegatinas y el tradicional tren turístico callejeaba entre los pabellones con todos sus vagones a rebosar.