Como si de una Nochebuena en cualquier casa familiar se tratase, la plaza Mayor de Gijón se llenó ayer de familias desarrollando una de las tradiciones más divertidas de la Navidad: cantar villancicos. "La marimorena", "El tamborilero" o "El chiquirritín" fueron algunos de los más coreados, pero no los únicos. La sociedad Martínez Torner, junto a Ars Senatorum hicieron que todos los presentes se aclarasen las gargantas luchando contra el frío y entonasen los tradicionales himnos en el concierto "Aguilandos y Cancios de Navidá".

El recital exploró tres vertientes distintas, desde los villancicos tradicionales españoles a otros en Asturiano, del Siglo XIX y recogidos por Martínez Torner, una selección que "rara vez se puede disfrutar en un concierto", en palabras del director del recital, Carlos José Martínez. El evento finalizó con una tercera parte en la que se exploraron villancicos desde chilenos a alemanes.

El concierto contó además con la participación de varias mujeres nigerianas de la Fundación de Solidaridad Amaranta. "Es un auténtico lujo compartir escenario con ellas", explicó Martínez, que introdujo algún elemento disruptivo, como el uso de un ukelele para los villancicos más conocidos, dándole "un toque gracioso".

"No hay nada más bonito que ver a un abuelo cantar villancicos junto a su nieto. Es una tradición que les siguen pasando", explica Martínez, que consiguió mover y provocar al público a que cantase los himnos más conocidos, coreados por los presentes.

"Es una tradición que quisiéramos poder implantar y repetir cada año de cara al futuro", enfatiza el director de la orquesta, que también está al frente de los cancios de chigre en la plaza Mayor durante el verano. Ahora, cambiando la época estival por el invierno quiere conseguir lo mismo: consagrar una cita navideña familiar que perdure por los años.