La escasez de recursos económicos y una red familiar de apoyos también aumentan el riesgo de ciertas patologías. "Al final todo cuesta dinero, así que este tipo de dueños no pueden pagarse las típicas pipetas y tratamientos de desparasitación internas y externas. Eso, a la larga, pueden provocar patologías que si no se cogen a tiempo acaban por ser muy graves", razona el experto, que cita también como enfermedades "leves" pero muy comunes las alergias, los brotes de diarrea y la diabetes. Las tres deben tratarse de inmediato para evitar síntomas de deshidratación y descompensaciones, pero "muchos dueños no saben lo que les va a costar, y si ya ven que no tienen ni para comer todos los días, es lógico que vayan a esperar hasta el último momento". "Eso es lo que queremos evitar, pero necesitamos que más veterinarios nos ayuden", sentencia.