El pasado día 19 de diciembre se presentó la obra "Puro Gijón", editada con primor por la nobel editorial Grupo Nortegráfico. Se trata de una más que interesante publicación de fotografías -en su mayor parte inéditas- del fondo de la fototeca del Muséu del Pueblu d'Asturies y que retratan diferentes aspectos de la vida cotidiana del Gijón y de los gijoneses de los primeros treinta y seis años de la pasada centuria. Con ello se hace un homenaje y reconocimiento a una generación de fotógrafos, no siempre profesionales, cuya memoria esta ciudad no puede olvidar: Constantino Suárez, sin duda la figura señera de todos ellos, pero también Julio Peinado, Gerardo Bustillo, Arturo Truan, Laureano Vinck, García Cuesta o García Mercado son algunos de esos nombres a quienes debemos la posibilidad de ver el Gijón de hace un siglo.
Todas esas fotografías han sido seleccionadas y están comentadas y contextualizadas históricamente por Ángel Mato Díaz, que firma la obra, lo que supone un valor añadido. Muchas son las razones.
Ángel Mato -hoy ya jubilado- ha sido profesor de Enseñanza Secundaria (Enseñanza Media, se decía cuando comenzó) en Infiesto, Pravia, Pola de Siero, y en el Instituto Calderón de la Barca de nuestra ciudad, donde desarrolló la mayor parte de su carrera docente, y donde quien éstas líneas escribe tuvo la oportunidad de ser su alumno en el BUP y en el COU de los primeros años 80. He de decir, que coincidió en aquella época en el turno de noche de este centro un excelente grupo de profesores. Y Ángel destacaba con los mejores por su gusto por la profesión, transmitiéndonos a sus alumnos su pasión por la Historia y su saber en explicaciones claras, ordenadas, matizadas y siempre preparadas. Seguramente sea una de las razones por las que varios compañeros (Alberto, Vicente, José Manuel y yo mismo) decidimos matricularnos en la Facultad de Geografía e Historia al terminar la secundaria, Selectividad mediante. Y para todos con Ángel como referente y modelo.
Pero el profesor Mato fue y es también un brillante investigador, un historiador de los que bucea en archivos y bibliotecas para documentar sus trabajos. Aunque varias entradas en la Gran Enciclopedia Asturiana llevan ya su firma, el trabajo de su tesis doctoral, publicada por el Ministerio de Educación y Ciencia en 1992 como "La Escuela Primaria en Asturias (1923-1937)" marca el arranque de una fecunda producción historiográfica, tanto divulgativa como académica, con tres temáticas fundamentales: la de su tesis, que ampliará y profundizará, su Ponga materna y familiar, y Gijón. Es una opinión personal, pero estoy seguro de que es con esta última con la que más disfruta y más se entrega. Porque, al igual que el insigne asturianista Pachín de Melás, Mato "padece una enfermedad llamada gijonismo". Sobre la ciudad y sus gentes, ha levantado una bibliografía de muy variada temática y tono: El Ateneo Obrero, la protección social de la infancia, la fábrica de tabacos (junto con Luis Arias, otro profesor ilustrado), la fotografía bélica de Constantino Suárez, la historia de la bicicleta y del ciclismo? Es difícil encontrar un autor que, desde el rigor y la calidad, aúne obra tan variada.
No he dicho todavía que Ángel es, además, un amigo de los que se llevan en el corazón. Un amigo con quien he tenido el placer y el privilegio de trabajar en varios proyectos editoriales o académicos relacionados con nuestra ciudad. Y desde la amistad puedo decir que siempre, como cuando hace cuarenta años (¡Ay!) era mi profesor, mantiene la rigurosa pasión por nuestro pasado y por lo bien hecho. Así que, volviendo al principio de este articulito, "Puro Gijón" es un libro bien hecho, bien cocinado y bien servido. Es Ángel Mato, no podía ser de otra manera.