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La violación en la senda fluvial "fue el caso más grave de la última década en la ciudad"

"Fueron muchas horas de trabajo, detenerle pronto fue una satisfacción; podía volver a actuar en cualquier momento", desvela la inspectora

Senda fluvial, donde ocurrió la violación el pasado agosto. Á. G.

La violación el pasado mes de agosto de una mujer de cuarenta años cuando salía a correr por la senda fluvial hizo saltar las alarmas en la Comisaría de El Natahoyo, donde todos sus agentes se volcaron para localizar al responsable. "Fue una actuación en la que se implicaron muchos recursos, en Gijón no son habituales este tipo de casos, de hecho, es el más grave que ha ocurrido desde que estoy yo aquí", asegura la inspectora Teresa Domínguez, que ya ha cumplido ocho años al frente de la Ufam.

Todo ocurrió muy rápido, un lunes de agosto a las siete de la mañana. Un hombre que cubría su rostro con una braga-bufanda asaltó a una mujer en la senda, a la altura de la carbayera recreativa, la amenazó con un cuchillo y la arrastró unos metros hasta una zona apartada y boscosa. Junto al río, este individuo consumó la agresión sexual. La víctima apenas pudo verle y ofrecer datos, lo que dificultó la investigación. "La colaboración de Policía Científica, con su inspección ocular del lugar de los hechos, fue fundamental; trabajamos muchas horas, pero mereció la pena porque lo tuvimos la suerte de detenerle pronto", explica Domínguez en referencia al arresto, apenas cinco días después de la violación, de J. M. S. D., vecino de El Coto de 59 años que llegó a estar catorce años en la cárcel por otras agresiones sexuales cometidas en los años noventa.

Al intenso trabajo se unió una gran preocupación "por la forma de actuar tan imprevisible" del sospechoso y el hecho de que "eligiese a una víctima al alzar". "Éramos conscientes de que en cualquier momento podía volver a ocurrir y hubo una implicación tremenda, se trabajó al cien por cien porque teníamos miedo de que volviese a actuar", recuerda Domínguez, que destaca la colaboración de la jueza instructora en el caso. "Tuvo mucha sensibilidad, nos dio lo que necesitamos", asegura la inspectora.

A la espera de juicio

Los vestigios y efectos recogidos en el lugar de la violación permitieron poner nombre al supuesto responsable. Su identidad saltó en la base de datos y pronto comenzaron a buscarle. Le detuvieron poco después y ahora espera en prisión preventiva a ser juzgado esta violación esclarecida en tiempo récord.

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