El Jovellanos se convirtió ayer en la catedral del rock de la mano del musical español sobre "Queen" y Freddie Mercury. El teatro colgó el "no hay billetes" en la primera de las representaciones, que arrancó con la interpretación de "It's a kind of magic" y "Crazy little thing called love".

La cita musical sirvió para dar un repaso a los grandes éxitos de la mítica banda británica con las interpretaciones en vivo de Enrique Sequeros y Manuel Bartoll, asistidos por un elenco de seis bailarines y otros tres músicos en directo (guitarra, bajo y batería), que pusieron al público en pie. Además, de forma literal, pues este espectáculo de la compañía "Yllana" -creadores de otros shows como "Hoy no me puedo levantar" y "The Hole"- apuesta por la interactuación con el público de principio a fin, como ocurrió durante el divertido momento de "Another one bust de dust", con el público totalmente entregado y participando en las coreografías.

"Bienvenidos adoradores de 'Queen', bienvenidos a este templo de la música donde se rinde homenaje a la música de Queen" fue el saludo anoche de Enrique Sequeros al público gijonés, ante el que confesó ser "un friki" de la mítica banda. Con el "We Will rock you" atrapó al público por completo, con doble palmada y brazos en alto. De entre las butacas del coliseo gijonés salió de pronto Manuel Bartoll, cantante principal, para interpretar el "I want to break free" en medio de una gran ovación y sorpresa. Esa fue la tónica de toda la velada, con los bailarines y cantantes saliendo continuamente al pasillo del teatro Jovellanos para interactuar con el público.

El espectáculo, que contó con los músicos Jorge Ahijado, Micky Martínez y Sergio González, adquirió mayores dimensiones cuando los dos artistas unieron sus dos voces por "Queen" para el potente "Under pressure". Con el "The show must go on" se levantó una gran ovación por las cualidades vocales de Manuel Bartoll, que fue coronado en el escenario después de este tema.

La magia y el rock recorrían ya cada rincón del teatro Jovellanos cuando llegó el "Who wants to live forever". En sus bises, como no podía ser de otra forma, el público aplaudió y asintió para disfrutar del imponente "We are the champions".