El cariño que durante seis décadas repartió el padre Luis Villanueva a generaciones del colegio Corazón de María le fue devuelto ayer en forma de agradecimiento con una multitudinaria misa en su honor tras su muerte el pasado 27 de diciembre a los 96 años. La homilía, en la que participaron más de una docena de sacerdotes, sirvió para ensalzar la figura de un hombre que fue "inteligente, sin miedo a nadie y amigo de los retos personales" y que supo compaginar "exigencia y disciplina con cercanía, humanidad y compasión".

En el templo no cabía un alfiler. Hasta fue necesario abrir la parte del coro. Al lado del altar se proyectó una foto del padre Villanueva, junto a un libro con su popular firma con tres gaviotas y la frase "Gracias por tanto". Comenzó pronto a sonar la música del coro juvenil e instrumentos de cuerda en presencia de antiguos alumnos, profesores y amigos de este sacerdote navarro que supuso "un regalo de vida" para todos los que pudieron disfrutar a su lado.

El encargado del homenaje, durante la homilía, fue el director del centro, Simón Cortina. Lo primero fue desvelar que el padre Villanueva, "tras una larga vida bendecida por Dios", comenzó a flaquear el pasado mes de noviembre por culpa de una infección pulmonar que le tuvo varias semanas ingresado. Cuando parecía recuperarse, le trasladaron a la casa que la orden tiene en la localidad leonesa de Puente Castro. Su salud empeoró y no pudo recuperarse. Fue en ese lugar donde se ofició el funeral y su entierro. "¿Por qué no en Gijón?", reflexionó Cortina. "Porque a los claretianos se les entierra siempre donde mueren", añadió. Los restos mortales del padre Villanueva descansan ya cerca de otros queridos sacerdotes del Codema, como los padres Dimas o Bernardo.

La biografía oral del padre Villanueva incluyó sus primeros pasos como docente en el País Vasco, donde pronto destacó por sus cualidades docentes. A modo de anécdota, Cortina desveló la pasión por el taller de teatro que hacían los alumnos del colegio San Francisco de Bilbao, justo donde conoció al después popular presentador José María Íñigo. Eso sí, su etapa en el Codema, y en consecuencia en Gijón, fue el eje central de una vida "fecunda".

No se olvidó Cortina de su afición por el deporte, como su pasión por Rafa Nadal, o su predilección por Osasuna, el Sporting y el Barça, su gusto por el ciclismo y el balonmano y, por supuesto, por las corridas de toros y su compromiso con la misa del día de Begoña en el ruedo de El Bibio. Todos los asistentes dijeron amén.