Los delincuentes dedicados al tráfico de drogas resultan a veces de lo más ocurrentes para esconder la sustancia. Un gijonés pegó etiquetas con la inscripción "ice cream" (helado en inglés) a sus paquetes de hachís. Un camarero de un bar de El Llano escondía la misma sustancia en bolígrafos y rotuladores. También está, entre otros ejemplos, quien vacía un armario de casa para instalar su plantación de marihuana.