El colegio Virgen Mediadora se ha convertido estos días en la sede local de los "minierasmus". El centro de las Dominicas acaba de lanzar su primer proyecto de intercambio estudiantil y se ha traído hasta Gijón a 18 pequeños que cursan su enseñanza obligatoria en colegios de Portugal, Croacia y la República Checa. Todos los invitados tienen entre 11 y 12 años y se hospedan en las casas de sus compañeros gijoneses, que tendrán la oportunidad, entre este curso y el que viene, de reencontrarse con sus nuevos amigos en sus países de origen.

A ojos de Tania Marina, directora del colegio gijonés y coordinadora de la iniciativa, la clave de apostar por la movilidad de estudiantes a edades tan tempranas reside en que ayuda a que los pequeños normalicen la existencia de otras culturas. "Para los alumnos de aquí es un cambio importante tener que convivir en su propia casa con un niño de otro país a quien no conoce, pero la experiencia más brutal es para los que vienen de fuera, porque de golpe tienen que vivir en un contexto bastante distinto al suyo", razona.

La visita de la comitiva, que llegó el pasado sábado y se marchará ya entre hoy mañana, se centró en el mundo de la gastronomía y su historia. "En el centro solemos hacer mucho hincapié en esto porque para entender el patrimonio cultural de un país no sirve con saber dónde queda en el mapa. Hay mucha información histórica detrás de los platos que se consumen, cuáles son sus ingredientes y cómo se servían hace un siglo. Es una forma distinta pero muy completa de aprender", completa la profesora.

La ventaja de que los pequeños extranjeros vivan en las casas de alumnos de la ciudad es que sus padres se han encargado de "cocinar rico", así que ahora la mayoría ya ha probado las casadielles y el cachopo. En caso de que hubiese alumnos algo más tímidos, la directora del centro también organizó un pequeño taller de cocina en clase y un sinfín de visitas a llagares, queserías y restaurantes de la zona. La parte turística del proyecto finalizó ayer con una breve visita al salón de recepciones del Ayuntamiento de manos del edil Alberto Ferrao.

Como el proyecto se alargará hasta el próximo año, Marina espera que para el mes de marzo seis de sus estudiantes puedan visitar a sus compañeros de la República Checa y que los otros dos viajes se realicen durante el curso que viene. "A nivel organizativo requiere un esfuerzo enorme, pero todos los niños se han hecho amigos y la experiencia ha merecido totalmente la pena", reconoce.

Junto a la gastronomía, los docentes de los cuatro colegios se han puesto de acuerdo para actualizar sus competencias metodológicas y, como los compañeros checos llevan algo ventaja en el tema tecnológico, han ayudado al Virgen Mediadora a descubrir varias aplicaciones y programas informáticas que se pueden utilizar en el aula.