La fragata "Reina Sofía" cumplirá en octubre tres décadas de servicio. Es un buque de guerra entrado en años, pero fue parte fundamental en la "Operación Sofía", una de las misiones más peligrosas contra el tráfico de personas en el Mediterráneo. Como salva vidas, ayer hizo las delicias de las decenas de gijoneses y visitantes que hicieron cola para conocer de primera mano los entresijos del navío, que junto al Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) "Cantabria", está atracado en el espigón número II de El Musel. "Es espectacular", señalaron los asistentes.

Pedro Cardona es el Comandante del "Reina Sofía". "Hacía tiempo que no entrábamos en Gijón. Siempre nos reciben bien. Gijón y Asturias, que es la tierra de Pedro Menéndez de Avilés, son lugares emblemáticos", destacó.

Cardona resumió la labor de una embarcación dedicada, entre otras funciones, a escoltar otras naves. Encierra curiosidades como el helipuerto de su popa, la enfermería en lo que antaño era una sala de torpedos, su puente de mando o los satélites anclados en cubierta. "Nos permiten mandar y recibir whatsapp de nuestras familias", explicó Pablo Méndez, el Teniente del navío, que en pocas semanas partirá al Índico a luchar contra la piratería en la Operación Atalante.

"Muchos de los jóvenes que vienen, nos preguntan qué hay que hacer para estar en la Armada. Para nosotros, no hay mayor satisfacción que poder orientarles. Ojalá en el futuro muchos quieran ser militares. Nosotros solo somos un reflejo de lo que España es", apuntó Cardona que está al frente de la fragata "Reina Sofía" desde junio de 2019.

En Gijón, la "Reina Sofía" y el BAC "Cantabria" consiguieron encender el interés entre las decenas de visitantes. Desde bien temprano, los interesados -la apertura de puertas tuvo lugar a las nueve la mañana- hicieron cola para subir a bordo. Una de las primeras fue la gijonesa Teresa Blanco. "Los esperaba más pequeños. Son barcos descomunales. Tiene mucho mérito ser militar. Es una profesión que está mal vista y creo que es injusto", concluyó.

También gustó a los más pequeños. Muchas familias acudieron juntas a ver los buques. Fue el caso de Guillermo Paino, Maribel Abad y sus hijos Daniel y Sergio. "Sería interesante ser militar de mayor", aventuró Sergio, el mayor de los dos hermanos. "Lo que más nos llamó la atención fue que durante la visita, los misiles no estaban cargados", convino la madre. "Es espectacular. Está muy guapo y es muy interesante", reconoció el padre de familia.

El "Cantabria" también hizo las delicias de los curiosos ciudadanos que se acercaron a El Musel a conocer de primera mano uno de los buques más relevantes de la Armada. Mientras que la "Reina Sofía" pertenece a la trigésimo primera Escuadrilla de superficie, el BAC forma parte de la cuadragésima primera Escuadrilla de Escoltas. Si la fragata impresiona por su tamaño, el "Cantabria", más. Es cuatro veces mayor.

A la visita de ambas embarcaciones acudieron numerosas autoridades de la ciudad y del Principado. Estuvieron Delia Losa, delegada del Gobierno; Juan Cofiño, vicepresidente del Gobierno regional y consejero de Infraestructuras; Celia Fernández, vicepresidenta de la Junta; Santos Tejón, concejal de Promoción Económica en el Ayuntamiento de Gijón; Carlos Orueta, Comandante Naval de Gijón; Paloma Gázquez, diputada nacional del PP; Alberto López-Asenjo, portavoz municipal del PP; y Félix Baragaño, presidente de la Cámara, entre otros.

El Comandante del buque "Cantabria" es Juan Pablo Díaz-Pache Mackinlay. Ofreció a los asistentes una amena charla sobre las características técnicas y las labores que realiza el barco que regenta. Tanto, que intercaló imágenes de su sobrino nieto durante la presentación con diapositivas que realizó. Un detalle que los asistentes celebraron con sonrisas y aplausos al final de conferencia.

"Nuestra labor es fundamentalmente de apoyo logístico a una fuerza naval", comentó. "Hacemos labores humanitarias, llevamos combustible, munición, electricidad y nos encargamos de las basuras del resto de barcos. Cuando un navío está varios meses en alta mar se producen muchos residuos", explicó. "Para nosotros, es una satisfacción. Solo pensamos en lo que podemos hacer por los demás", concretó.

Díaz-Pache Mackinlay disertó sobre el orgullo que le produce a él a su tripulación salvar una vida. "Es un barco fundamental para el resto de buques. Su función es preservar la vida humana", ensalzó. "De todas las personas que hemos rescatado y que han subido a bordo, ninguna ha fallecido", mencionó. "Tenemos hasta un gabinete odontológico. Un dolor de muelas en alta mar y plena misión puede dejar en fuera de juego a cualquiera", remató el jefe de la embarcación, quien dedicó un amplio espacio a dar detalles del músculo del "Cantabria".

"Este es uno de los barcos más modernos del mundo. Somos capaces de bombear un millón de litros de combustible en hora y media", aseveró sobre el buque de Aprovisionamiento de Combate que fue entregado a la Armada en 2010 tras ser construido en el astillero de Puerto Real en Cádiz.

El "Cantabria" emocionó a los que lo visitaron. Dos de ellos fueron Victorino García y Juanjo Rodríguez. El primero acudió desde Llanera. "Nos lo han dejado ver todo, ha sido gratificante", dijo. El segundo, residente en Oviedo, aunque de padre de Luarca, es un experto en materia naval. "El 'Cantabria' es la columna vertebral de la Armada. Sin él, y eso que he llegado a ver portaaviones, no funcionaría", glosó.

Los dos barcos generaron mucha expectación en el espigón número dos de El Musel. Tanto, que fue necesario dividir por grupos las visitas. Algunos fueron realmente numerosos. Algo de lo que se quejó tibiamente Yarima González, una visitante de Vegadeo, aunque procedente de Oviedo. "La guía, al haber tanta gente a bordo, se hace algo corta. Pero ver un barco así no pasa todos los días. Deberían venir más", dijo.

Hoy todavía será posible visitar tanto la fragata "Reina Sofía" como el BAC "Cantabria", antes de que zarpen, en horario de 9.00 a 13.30 horas, por la mañana, y de 15.00 a 18.00 horas, por la tarde. Otra oportunidad para ver dos barcos que ayer en El Musel maravillaron a muchos gijoneses y visitantes.