Ignacio Fernández Fidalgo invirtió 26 años de su vida en el edificio de la capitanía marítima de El Musel. En ese lugar, las autoridades portuarias descubrieron ayer una placa en su honor y renombraron la vía que está al pie de la mastodóntica construcción con el nombre del que fuera, hasta su muerte el pasado 4 de junio, capitán marítimo de Gijón casi tres décadas. "Una pedazo de él se queda en este lugar para siempre. Vivirá eternamente en El Musel", sollozó emocionada Isabel Fernández, la hija del homenajeado.

Fernández Fidalgo falleció de un infarto el pasado 4 de junio a los 62 años. Dejó huérfana la capitanía marítima, un puesto al que llegó en 1993. Llevaba ligado a la mar, de la que era un enamorado confeso, desde 1974, cuando residía en La Arena. En esa fecha, comenzó a navegar como marmitón, es decir, ayudante de cocinero.

El gijonés encabezó numerosos puestos de responsabilidad en la sociedad civil de la ciudad. Formó parte de los consejos de administración de la Junta de Obras del Puerto y luego de la Autoridad Portuaria de Gijón de la que fue vicepresidente. También, hasta su muerte, era vocal en representación de la administración general del Estado. A su faceta como gestor aludió ayer Laureano Lourido, presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón. "Cuando alguien está durante 26 años ocupando puestos de responsabilidad y consigues que todo el mundo te quiera puede ser por dos cosas. O todo el mundo es tonto o es que eres buena persona como Fernández Fidalgo", aseguró. "Fue dialogante, ameno, y profesional y ahora hay un vial que llevará su nombre", indicó Lourido sobre la calle que ahora pasa a llamarse "Ignacio Fernández Fidalgo. Capitán Marítimo", de un kilómetro y medio de longitud.

Ana Hevia, que sucedió en el cargo a Fernández Fidalgo, fue la siguiente en tomar la palabra. Fue capaz de contener las lágrimas de emoción con mucho esfuerzo. "Fue un jefe ponderado, sereno, dedicado y firme al que le gustaba escuchar", arrancó. "Solo puedo agradecerle su labor. Te echamos de menos, pero estamos más reconfortados", aludió segundos antes de descubrir la placa en recuerdo a su mentor.

Hevia también habló de los constantes viajes en moto de Fernández Fidalgo a León y de su pasión por la Semana Santa de Gijón de la que fue un hombre relevante. El homenajeado fue uno de los encargados recuperar las procesiones como cofrade de la Cofradía del Santo Sepulcro. Posteriormente, llegó a formar parte de la Junta Mayor de Cofradías. "Te seguimos echando de menos", resumió Hevia.

"Nadie puso los pies más que Nacho Fidalgo en el edificio de la capitanía marítima de Gijón. Una construcción singular, que dio el pistoletazo de salida de la modernidad en la ciudad", comentó la actual capitana marítima. "Sin embargo, sus méritos son otros: la dedicación, la profesionalidad y el sentido común", zanjó Ana Hevia.

El acto de homenaje a Ignacio Fernández Fidalgo contó con numerosos miembros destacados de la sociedad gijonesa y trabajadores de El Musel. Estuvieron, entre otros, José Luis Barettino, actual director del Puerto, o Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Comercio. También familiares del que fuera capitán marítimo durante tres décadas. Entre ellos, Isabel González, su viuda, muy emocionada tras inaugurar la placa y la calle que hacen honor a su marido, que ayer, tras casi tres décadas dedicadas a la mar, se volvió eterno en El Musel.